Los manifestantes, pese a la lluvia, se concentraron a partir de las 7.00 hora local (10:00 GMT), un horario “pico” en el tránsito de la ciudad, en Campo Limpo, Capao Redondo y Guianases, tres barrios en la periferia de Sao Paulo.
Las protestas, en el marco de las que vienen sacudiendo Brasil desde hace más de dos semanas, tenían por objetivo denunciar la violencia policial en la periferia y exigir mejores alternativas de transporte para los habitantes de estas regiones, que pierden varias horas para ir hasta sus trabajos en el centro de la ciudad.
Los manifestantes también demandaron la expropiación de terrenos aún no construidos de la ciudad para ser destinados a la conjuntos de habitación popular.
Las marchas fueron organizadas por el Movimiento de los Trabajadores Sin Techo y por el grupo Periferia Activa, y tuvieron el respaldo del Movimiento Pase Libre, la organización que lideró las primeras protestas de este mes en Brasil.
En Guianases y Capao Redondo, las protestas comenzaron en las estaciones de tren y metro de esos barrios, y prosiguieron en marchas por calles próximas.
La policía tuvo que bloquear varias vías para darles paso a los manifestantes y evitar accidentes.
Las dos marchas, con cerca de 500 manifestantes, se juntaron en la avenida Carlos Caldeira Filho para seguir rumbo al Palacio dos Bandeirantes, la sede del gobierno regional de Sao Paulo.
Los líderes del Movimiento de los Trabajadores Sin Techo y de los grupos Resistencia Urbana y Periferia Activa informaron que fueron convocados para una reunión con la presidenta brasileña, Dilma Rousseff, en la tarde de este martes en Brasilia.
Pese a que los brasileños continúan saliendo a las calles para protestar y a que las manifestaciones son apoyadas por el 75% de la población, las movilizaciones perdieron vigor desde el jueves, cuando movilizaron a cerca de 1,2 millones de personas en un centenar de ciudades.
Las protestas en Brasil comenzaron la semana pasada en Sao Paulo, exclusivamente contra la subida de los pasajes, pero ganaron otras reivindicaciones, como mayores inversiones en salud y en educación, y críticas contra la corrupción y los elevados gastos del Gobierno para organizar eventos como el Mundial de fútbol de 2014.
Luego de que las principales ciudades anunciaran reducciones en las tarifas de transporte público, la presidenta brasileña, Dilma Rousseff, invitó a los manifestante a un diálogo y propuso un Pacto Nacional por mejores servicios públicos en el país.
La jefa de Estado también propuso un plebiscito para convocar a una Asamblea Constituyente que pueda promover una amplia reforma política.