“Uno asume que el papa es una persona y sigue siendo una persona, así como que su cargo no es un sacramento y por ello tiene carácter temporal”, afirma Küng en declaraciones hoy al rotativo “Passauer Neuen Presse”.
A su juicio, la limitación de edad para obispos establecida en el Concilio Vaticano II debe ser aplicable también al obispo de Roma, a su vez sumo pontífice.
“El obispo de Roma se convirtió en una excepción, según me explicó entonces el cardenal Suenens, autor de la propuesta, porque el cardenal tenía miedo de que esa iniciativa no lograra una mayoría en el concilio”, comenta el teólogo disidente.
Hans Küng elogia a Benedicto XVI por su decisión de renunciar, con la que ha dado una clara señal de lo que debe ser un papa moderno y que debe ser contemplada como una “desmitificación” del cargo.
Asimismo, considera que un candidato no europeo tiene posibilidades de suceder a Benedicto XVI aunque no debería ser “un africano o latinoamericano romanizado”.
“Se ha visto también en el caso de (Josef) Ratzinger que perjudica que un alemán sea mas romano que los propios romanos. Ese peligro existe también con un no europeo”, afirma el teólogo suizo.
Igualmente, critica que su antiguo compañero en la Facultad de Teología de Tubinga (Alemania) haya decidido, tras su renuncia, continuar viviendo en el Vaticano.
Tras subrayar que esa decisión conlleva el peligro de que exista un papa en la sombra, declara que lo mejor habría sido que “retornara a su patria en Baviera. Allí habría ido con mucho gusto a visitarle”.
Küng fue compañero de Josef Ratzinger en la Facultad de Teología de Tubinga, en la que ambos fueron profesores, y los dos estuvieron como asesores en el Concilio Vaticano II y al comienzo de su carrera pertenecieron a un grupo de teólogos católicos alemanes liberales y aperturistas.
No obstante, con el paso de los años Ratzinger dio un viraje hacia la ortodoxia conservadora, mientras que Küng se hizo cada vez más liberal llegando a perder incluso la licencia para enseñar teología católica tras cuestionar el dogma de la infalibilidad papal.
En los últimos años, Küng se ha dedicado ante todo a fomentar el diálogo entre las religiones en busca de la definición de un marco ético común.