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“Cuando la gente se siente acompañada y bien querida no cae en la red de los malos, de los mafiosos que explotan a la gente pobre para hacerle hacer el trabajo sucio”,dijo hoy el papa Francisco al reunirse con el consejo pastoral de la parroquia de Santa María Madre del Redentor de Tor Bella Monaca, donde realizó una visita pastoral.
El pontífice también afirmó que “era feliz en mi diócesis en Buenos Aires, luego me la cambiaron, he llegado a otra. Y ahora soy feliz de ser el obispo de aquí”. Bergoglio respondió así a una pregunta de un grupo de jóvenes sobre lo que sintió cuando, hace casi dos años, fue electo Papa.
Durante su visita de más de tres horas en la barriada romana de Tor Bella Monaca el Pontífice se reunió con parroquianos y celebró misa. “Gracias por vuestro recibimiento y no olviden rezar por mí”,destacó al saludar a los presentes, antes de regresar al Vaticano. Francisco durante su homilía quiso subrayar que el “primer mandamiento” es “la cercanía”.
“Estar cerca de la gente -reiteró-. No podemos ir con el 'tú debes, tú debes', sino con esa cercanía que es la caricia que Jesús nos enseñó”.
“Cercanía -agregó- también para aquel que sé que eliminó a dos, tres personas? Sí, acércate, porque también ese tiene un corazón y hay mucha injusticia”. Una justicia que no se combate “haciendo manifestaciones políticas y luego yendo a comer una buena pizza con cerveza todos juntos, sino con la cercanía concreta”, enfatizó.
“Una vez en otra diócesis un párroco me contó que quería ir a la cárcel a visitar a uno de los suyos que había robado en un supermercado para darles de comer a los hijos”, contó.
“Esto es feo -comentó el Papa-, pobre hombre, es una injusticia, un pecado grave si la sociedad no te ayuda a buscar trabajo y debes darle de comer a tus hijos”.
Al comentar un episodio del Evangelio, cuando Jesús expulsa con un látigo a los mercaderes del templo y subrayando que delante de la gente que afirmaba creer en el, “no se fiaba de ellos porque los conocía a todos”, el Papa explicó que “él conocía aquello que hay en el hombre”.
Al mismo tiempo, Francisco afirmó que “no podemos engañar a Jesús, porque él nos conoce todo aquello que esta en nuestrocorazón, nosotros no podemos engañarlo, no podemos hacer finta de ser santos, y después llevar una vida que no es aquella que él desea, y él lo sabe”.
“Todos sabemos el nombre que Jesús daba a estos de doble cara: 'hipocresía', enfatizó el pontífice. Además, “cuando entramos en nuestro corazón - dijo el Papa- nos encontramos con que las cosas no van bien, como Jesús lo encontró en el templo de mercaderes”.
“Incluso, dentro de nosotros hay suciedad, hay pecados de egoísmo, de orgullo, el orgullo, la avaricia, la envidia, los celos, muchos pecados. También podemos continuar el diálogo con Jesús. Jesús confías en mí? Quiero que confíes en mí. Entonces voy a abrir la puerta y limpiar mi alma”, propuso Francisco.