El pontífice hizo estas manifestaciones en la misa que celebró en la capilla de la residencia de Santa Marta, donde se aloja, y durante la que aludió al gran número de familias que se han visto destruidas por problemas de dinero con enfrentamientos de “hermano contra hermano y padre contra hijo”.
“El dinero puede ser útil para hacer cosas buenas y la pobreza no va buscada como tal, sino como instrumento para entender la medida de la existencia e ir en busca del Señor. El apego al dinero, en cambio, destruye la fraternidad humana y corrompe a las personas”, explicó el pontífice.
El papa Bergoglio recordó, además, las enseñanzas de la parábola del hombre rico: “Lo que destruye es la avaricia, el querer tener cada vez más”.
Así, subrayó que la avaricia lleva “a la idolatría”, destruyendo las relaciones con los demás, y corrompe al hombre porque “hace que todas las acciones que lleva a cabo se realicen en función del dinero”.
“La avaricia es un instrumento de la idolatría, porque avanza por el camino contrario al que hizo Dios con nosotros”, aseveró Francisco, quien indicó que ése es el motivo por el cual “Jesús dice cosas duras contra el apego al dinero”.