El reforzamiento de esta misión, conocida como Minusca, había sido exigido por el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, quien advirtió sobre el riesgo de una limpieza étnica en el país.
En virtud de la resolución aprobada, redactada por Francia, la fuerza ha sido autorizada a desplegar hasta 11.650 personas en el terreno, de ellos 2.080 policías y 480 observadores militares.
Esto debería permitir a la ONU contener la “espiral de violencia y volver a crear una dinámica positiva en la República Centroafricana”, dijo el embajador francés, François Delattre.
La resolución prevé que las fuerzas de la Minusca sean más móviles y reactivas. Se necesita “hacer todo para aumentar su eficacia y capacidad en el terreno”, destacó Guterres durante una reciente visita al país, la primera en una operación de paz desde que asumió su cargo en enero.
La República Centroafricana trata de recuperar la estabilidad después del baño de sangre que vivió en 2013, cuando los rebeldes Seleka, mayoritariamente musulmanes, derrocaron al presidente Francois Bozize tras una década en el poder.
Más de 600.000 personas han sido desplazadas dentro del país y 500.000 encontraron refugio en el extranjero. Unos 2,4 millones de habitantes, la mitad de la población, dependen de la ayuda internacional para sobrevivir.