Los desplazamientos forzosos ocurridos este año romperán sin duda todos los récords, sea en relación al número de refugiados, de solicitantes de asilo o de desplazados dentro del propio país, sostuvo la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) al divulgar sus estadísticas globales de la primera mitad de 2015.
En ese periodo, el número de refugiados superó los 20 millones por primera vez desde 1992, mientras que las solicitudes de asilo (muy cerca de un millón) aumentaron un 78 por ciento con respecto al mismo periodo del año anterior.
Los desplazados internos -aquellos que han abandonado sus hogares para buscar seguridad dentro de su propio país- llegaron a mitad de año a los 34 millones, dos millones más que un año antes.
Esta última cifra únicamente toma en consideración a los desplazados internos a los que el ACNUR tiene el mandato de brindar protección, de modo que si se considera a todas las personas forzosamente desplazadas su número supera ya los 60 millones por primera vez desde que existen registros.
“Nunca antes ha habido tanta necesidad de tolerancia, compasión y solidaridad con personas que lo han perdido todo”, dijo el alto comisionado de la ONU para los Refugiados, Antonio Guterres, al comentar las estadísticas citadas.
Mientras las víctimas del éxodo aumentan disminuyen al mismo tiempo las posibilidades de retorno, un indicador de que los conflictos perduran y no se reúnen las condiciones para que las víctimas puedan volver a sus hogares para reconstruir sus vidas allí.
Guterres señaló que el nivel de retorno -84.000 en los seis primeros meses del año- es el más bajo en treinta años.
“Si alguien se convierte hoy en refugiado, sus oportunidades de volver a casa son las más bajas en tres décadas”, señaló Guterres.
La guerra en Siria se mantiene como el mayor generador de refugiados y desplazados internos, pero los analistas del ACNUR sostienen que aún si se excluyera esta crisis, la tendencia al aumento de desplazamientos forzosos se mantendría.