El permiso fue concedido por el anterior Gobierno de Okinawa para levantar la nueva Futenma en la bahía de Henoko, al norte de la isla principal de la prefectura.
La decisión de Onaga, que se impuso en las elecciones prefecturales de 2014 con la promesa de no permitir la construcción de la base, se produce después de que su Gobierno y el Gabinete nipón hayan logrado acercar posturas en torno al espinoso asunto de Futenma tras un mes de consultas.
Es probable que Tokio recurra la decisión, con lo que ambas partes podrían involucrarse en una batalla judicial de largo recorrido.
El Ejecutivo nipón acordó con Washington trasladar las instalaciones a Henoko, una zona menos poblada que donde se encuentra actualmente la base de Futenma, con el fin de reducir su impacto sobre la población local.
El Gobierno local rechaza el traslado con el argumento de que supone una amenaza para el medio ambiente de la zona y una pesada carga para la población local, y a largo plazo aspira a reducir y terminar con la presencia militar estadounidense en la región.
La actual Futenma, de 480 hectáreas, se ubica en el mismo centro urbano de la localidad de Ginowan (94.000 habitantes) , rodeada de viviendas y edificios públicos, lo que durante años ha generado protestas de sus ciudadanos por el ruido y por la posibilidad de que se produzcan accidentes.
Okinawa alberga a más de la mitad de los cerca de 47.000 efectivos que EEUU mantiene en Japón, así como al 74 por ciento de las instalaciones militares estadounidenses en el país asiático.