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“El era muy activo. Soy testigo de que es posible que una persona con más de cien años puede estar completamente bien del punto de vista sexual”, reveló Vera Lúcia Guimaraes, de 67 años, al diario Folha de Sao Paulo.
Guimaraes contó que el arquitecto creador de Brasilia y decenas de obras el mundo, que se inspiraba para sus trazos modernisas en las curvas de las mujeres y los morros de Rio de Janeiro, rechazaba tomar medicamentos para mejorar su performance sexual, siendo un centenario.
“Remedio para el sexo él no tomaba. Tenía miedo de que le hiciera mal”, dijo entre risas la mujer 37 años más joven que su marido fallecido el 5 de diciembre de 2012 en un hospital de Rio de Janeiro producto de una descomposición generalizada tras un cuadro de deshidratación.
“Vivir con el fue todo bien. Lo que el me enseñó no lo aprendería con ninguna otra persona”, apuntó, Guimaraes, que dejó entrever que el romance iniciado con el arquitecto se encendió cuando el todavía estaba casado con su primera esposa, según escribió Folha de Sao Paulo. Conocida de Niemeyer desde 1974 y luego secretaria de su estudio de arquitectura, Guimaraes se casó con el arquitecto en 2006, dos años después de que el enviudara de Annita Baldo, madre de la única hija del arquitecto, Anna María, que murió en junio de 2012 a los 82 años. En 2006 Niemeyer tenía 98 años y su segunda esposa 61.
“El me enseñó a ver el mundo diferente y tratar en forma diferente a las personas, a tener una concepción diferente de la vida”, comentó.
En momentos en que todavía se está tramitando la herencia del arquitecto más famoso de la historia de Brasil, conocido también por su militancia comunista, Guimaraes descartó la existencia de problemas con los demás herederos -cinco nietos, 13 bisnietos 4 tataranietos-: “No tengo nada en contra de ellos y ellos no tienen, creo, nada en contra de mi”.