Según el Centro Nacional de Gestión y Reducción de Riesgo de Desastres, también hay más de 26.000 heridos y 1.779 desaparecidos a causa del tifón, que ha dejado diez millones de damnificados en la región de Bisayas Oriental.
De los más de tres millones de personas desplazadas, sólo 96.474 se encuentran en campos de evacuación, sobre todo en las islas de Leyte y Samar.
Según el último informe del centro de desastres filipino, los daños superan los 30.000 millones de pesos (unos 699 millones de dólares), mientras que las casas dañadas superan los 1,2 millones.
Las Naciones Unidas anunciaron que se necesitan urgentemente más fondos para ayudar a los afectados por el tifón. “Las consecuencias del tifón Haiyan han traído consigo muchas necesidades y requerimos de apoyo para que la gente se recupere”, aseguró en una rueda de prensa la coordinadora humanitaria de la ONU en Filipinas, Luiza Carvalho.
“Proveer casas y reconstruir la vida (de los afectados) es una prioridad urgente”, subrayó.
Naciones Unidas apuntó que algunas comunidades que dependen de la pesca han perdido sus embarcaciones e instrumentos y que los granjeros de las zonas afectadas necesitan herramientas, semillas y fertilizantes para poder cosechar sus campos y no tener que depender así de la distribución de ayuda humanitaria.
Se espera que el número de muertos aumente, puesto que es probable que se encuentren más cadáveres entre los escombros durante las labores de limpieza que se están llevando a cabo en las zonas afectadas por el tifón.
Haiyan, con vientos de hasta 315 kilómetros por hora, fue el tifón más fuerte registrado y el segundo desastre más mortífero en la historia reciente de Filipinas.