Miembro de Pussy Riot declara huelga de hambre

MOSCÚ. La encarcelada componente del grupo punk Pussy Riot Nadezhda Tolokónnikova inició hoy una huelga de hambre en protesta por los malos tratos y las torturas que reciben sus compañeras de prisión.

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“El lunes 23 de septiembre me declaro en huelga de hambre. Es una medida extraordinaria, pero estoy segura de que es para mí la única salida de esta situación”, escribió Tolokónnikova en una carta difundida por los periódicos rusos.

También citó a un funcionario de la prisión que supuestamente le dijo: “Seguramente ya no vas a sentirte mal ya que en el otro mundo nadie se siente mal”, palabras que catalogó de una amenaza directa contra su vida.

Denunció que las presas son obligadas a trabajar en un taller de costura 16-17 horas al día con 4 horas diarias para dormir y sólo un día libre en mes y medio. Asimismo, informó que las mujeres son golpeadas, algunas hasta la muerte, por compañeras de celda instigadas por la administración de la cárcel.

“El régimen en la prisión lo que busca de hecho es reprimir la voluntad, asustar, convertir (al preso) en un esclavo privado del don de la palabra”, señaló. Precisó que la presión contra las internas se hace a través de las presas de confianza que reciben órdenes de los funcionarios de la cárcel.

“Los policías tendrán miedo de machacarte. Lo harán con las manos de otras presas”, advirtió una compañera de celda a Tolokónnikova, según cuenta en la carta.

Los castigos que se aplican a las mujeres encarceladas, según la componente de las Pussy Riot, varían desde la prohibición de ir al baño hasta no dejarles entrar en su celda incluso en invierno, con temperaturas bajo cero.

Así, dijo, a una de las presas le tuvieron que amputar una pierna y dedos de las manos después de que se le congelaran mientras esperaba a que la dejaran entrar en su celda. Además, escribió que su salario mensual es de menos de un dólar a pesar de que una brigada de presas costureras confecciona 150 uniformes policiales al día.

A las mujeres que no pueden cumplir con estos objetivos de producción les quitan la ropa y les obligan a trabajar desnudas, denunció Tolokónnikova.

“Nadie se atreve a quejarse a la administración (de la cárcel) ya que ésta sonreirá en respuesta y le mandará (a la que se queja) de vuelta a la celda donde a la 'chivata' la agredirán bajo la orden de la propia administración”, explicó.

Mientras, la veterana activista de los derechos humanos rusa Liudmila Alexéyeva llamó a la chica a que dejara la huelga de hambre y reiteró que el proceso contra las Pussy Riot es políticamente motivado.

A finales del pasado agosto, el Tribunal Superior de Mordovia rechazó el recurso de libertad condicional interpuesto por Tolokónnikova.

Pocos días antes, la otra integrante de Pussy Riot en prisión, María Aliójina, corrió la misma suerte que su compañera de grupo después de que un tribunal de la región rusa de Perm (Urales), donde cumple condena, rechazara también su recurso de libertad condicional.

Aliójina también estuvo en huelga de hambre en mayo en protesta por no poder asistir a la vista judicial sobre la concesión de la libertad condicional.

Ambas chicas cumplen dos años de cárcel por “vandalismo motivado por odio religioso” tras escenificar en febrero de 2012 una plegaria punk en el principal templo ortodoxo ruso. Mantienen su inocencia e insisten en que su acción en la catedral de Cristo Salvador de Moscú tenía fines políticos y no estaba dirigida contra los creyentes ortodoxos.

El presidente ruso, Vladímir Putin, ha respaldado en varias ocasiones la pena de cárcel, mientras que el primer ministro, Dmitri Medvédev, considera que las jóvenes ya han pagado con creces su culpa.

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