Debajo de la inmensa mole “hay un cuerpo de agua que de norte a sur mide alrededor de 20 ó 25 metros y en su parte más alargada 30”, señala un estudio realizado por investigadores de la estatal Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y del Instituto de Antropología e Historia (INAH).
Los cenotes son ríos subterráneos profundos, algunos con partes a cielo abierto, que abundan en la península de Yucatán y que para los mayas tenían un carácter sagrado.
“El cenote no está abierto, es decir, la pirámide no flota sobre agua”, explicó en rueda de prensa René Chávez, uno de los expertos que participó en la investigación.
El cenote fue descubierto gracias a una tomografía eléctrica tridimensional realizada por científicos de la UNAM, mediante la cual se “iluminó” el subsuelo de la pirámide, sin causar daño alguno al patrimonio histórico.
De ese modo se observó una capa de roca caliza de unos cuatro metros y enseguida un cuerpo de agua cuya profundidad no ha sido determinada. “Vemos hasta 20 metros, pero puede ser menor, y no creemos que esté lleno de agua, sino que tiene un cierto nivel, a una tercera parte de la estructura”, añadió Chávez.
La pirámide de Kukulkán, nombre de serpiente emplumada, la máxima deidad de los mayas, fue construida en el siglo XII de nuestra era en el sitio arqueológico de Chichen Itzá y ha sido declarada Patrimonio Mundial por la Unesco.
Los españoles la denominaron “El Castillo” y en 2007 fue declarada, tras una votación a nivel mundial, una de las siete maravillas del mundo moderno.