Los grandes primates pueden leer la mente, según un experimento

WASHINGTON. Antropólogos han demostrado en un experimento con chimpancés, orangutanes y bonobos que estos grandes simios tienen la capacidad de leer la mente, algo que hasta el momento se creía reservado para la especie humana.

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Eso reveló la revista Science.

Esa capacidad, llamada “teoría de la mente”, permite a aquellos que la poseen detectar pensamientos o intenciones tales como la falsa creencia en otros.

Los investigadores, de la Universidad de Duke de EE.UU. y de la Universidad de Kioto de Japón, pusieron a 30 primates a visualizar una dramatización y monitorearon el movimiento de sus ojos para comprobar si estaban siguiendo la escena.

En la dramatización, una persona disfrazada de simio le robaba una piedra a un hombre y la escondía en una caja, después el hombre salía de escena y la persona disfraza cambiaba la piedra de caja y finalmente se la llevaba.

A continuación, regresaba el hombre a la escena en búsqueda de la piedra, y los resultados del experimento demostraron que, a sabiendas que la piedra no estaba en ninguna de las cajas, los primates fijaban su mirada en la primera conscientes de que el hombre creía que estaba escondida ahí. De este modo, se anticipaban a la acción del hombre, motivada por una falsa creencia.

“Cuando hay una confrontación entre individuos, tienen curiosidad para saber qué pasa después”, explicó Christopher Krupenye, un antropólogo de la Universidad de Duke. De los 30 primates que fueron sometidos al experimento (14 chimpancés, nueve bonobos y siete orangutanes), 22 fijaron su mirada en las cajas y 17 de ellos directamente en la primera en el momento en el que el hombre volvía a escena.

Hasta ahora, se creía que tan solo los humanos podían detectar en el otro una falsa creencia.

Un experimento realizado en 2007 demostró que niños de dos años ya tienen esa capacidad, aunque las pruebas anteriores realizadas con simios habían dado resultados negativos.

Según la sicóloga de la Universidad de Yale (EEUU) Laurie Santos, el hecho de que de estudios anteriores resultaran conclusiones opuestas “genera más preguntas que respuestas”.

Krupenye, por su parte, explicó que en esos estudios anteriores los científicos habían utilizado comida -en lugar de la piedra-, un hecho que también ponía a prueba el autocontrol de los primates. “En nuestro test, solo tienen que acordarse de lo que acaba de pasar, no quedan abrumados con otras demandas cognitivas”, dijo.

El siguiente paso en la investigación, según Krupenye, es detectar que los simios no tan solo son capaces de detectar una falsa creencia, sino también de entenderla. Además, los científicos quieren probar el experimento con otras especies, como perros, gatos o pájaros.

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