Es la peor matanza contra agentes estadounidenses desde los atentados del 11 de septiembre de 2001 y fue cometida por el francotirador Micah Xavier Johnson, de 25 años y afroamericano, que quería asesinar policías blancos, indignado por las muertes esta semana de dos ciudadanos negros a manos de las fuerzas de seguridad en Luisiana y Minesota.
Veterano de la guerra de Afganistán, Johnson impuso el terror en el centro de Dallas, acabó con la vida de cinco agentes e hirió a nueve personas, entre ellas otros siete policías.
Uno de los agentes asesinados era Patrick Zamarripa, de 32 años y origen mexicano. Había sobrevivido a tres misiones en Irak y falleció cuando ya estaba en la reserva y sirviendo como policía local de Dallas.
Había comenzado recientemente en su puesto como agente en bicicleta asignado al centro de la ciudad y estaba muy contento con su nueva tarea.
En la Marina desde que acabó sus estudios secundarios, Zamarripa dedicó su vida adulta al servicio primero como militar y luego como policía.
Su otra pasión era el béisbol, amor que inculcaba a su hija de dos años, Lyncoln, y a su hijastro, Dylan. Le sobrevive también su esposa, Kristy Villasenor.
Brent Thompson tenía 43 años. Tras nueve años como agente en el Dallas Area Rapid Transit (DART), el jueves se convirtió en el primer miembro de este departamento de tráfico que muere en servicio desde su creación en 1989. Antes había servido en la Marina y como contratista de seguridad en Afganistán e Irak.
Thompson estaba en uno de los mejores momentos de su vida, recién casado hace dos semanas con una compañera del DART.
Michael Krol, de 40 años, siempre había soñado con ser policía y para conseguirlo se mudó de su natal Detroit a Dallas en 2007, después de trabajar en un correccional del condado de Wayne (Michigan).
“Quería ayudar a la gente y hacer las cosas mejor”, comentaron sus familiares a los medios locales, que también destacaron que su pasión fuera del trabajo era el baloncesto.
Veterano del Ejército era Michael Smith, de 55 años. Un agente muy respetado del Departamento de Policía de Dallas, donde trabajó durante más de 25 años y donde en 2009 recibió la distinción de “Policía de Policías” por su loable trayectoria.
Era padre de dos chicas adolescentes y llevaba casado con su esposa más de dos décadas. El quinto fallecido era Lorne Ahrens (48 años): Trabajaba en el Departamento de Policía de Dallas desde hacía 14 años, donde se le recuerda como un agente sonriente y muy valorado por todos.
Casado y con dos hijos, se mudó del área de Los Ángeles a Dallas después de su boda. En su juventud fue un jugador semiprofesional de fútbol americano.