Han transcurrido casi tres meses desde que el avión de Lamia se estrelló cerca de la ciudad colombiana de Medellín, y la vida de Suárez está lejos de normalizarse, ya que aún está con fisioterapia para un tobillo y su espalda y requiere una cirugía de nariz, un tratamiento dental, además de terapias psicológicas y psiquiátricas.
“Son ocho meses de impedimento que me dieron. Lo que quiero es recuperarme lo antes posible para poder volver a trabajar. Yo necesito recursos (financieros) para poder continuar y salir adelante”, sostuvo la azafata en declaraciones a Efe.
El avión de Lamia, en el que viajaban futbolistas y dirigentes del equipo brasileño de fútbol Chapecoense, además de periodistas y tripulantes, se estrelló el pasado 28 de noviembre cerca de Medellín tras quedarse sin combustible.
En el siniestro murieron 71 de los 77 pasajeros del avión y, además de Suárez, sobrevivieron tres futbolistas, otro tripulante y un periodista.
Nacida en la ciudad boliviana de Santa Cruz (este), la azafata no solamente precisa dinero para su recuperación, sino también para mantener a sus hijos de seis y dos años, ya que es madre soltera.
Mediante las gestiones de su abogado, Carlos Subirana, el seguro de la empresa cubrió el coste de la clínica en la que recibió atención en Medellín y una parte de los gastos médicos que ha tenido hasta el momento.
Con su seguro de accidentes a tope, sin sueldo desde hace seis meses y aún sin una indemnización por el accidente en Colombia, Suárez aceptó que sus familiares en Estados Unidos inicien una campaña a través de la web Gofundme para recaudar dinero. Aunque esa iniciativa debió suponer un alivio para la asistente de vuelo, se convirtió en otro dolor de cabeza después de un aluvión de duras críticas de gente que la ha acusado de querer aprovecharse de la situación para no tener que volver a trabajar, algo que ella niega rotundamente.
“Yo jamás he estado sin trabajar, toda la gente que me conoce puede afirmar que yo he trabajado desde que salí del colegio. Yo no soy ninguna floja, no me quiero aprovechar de nada, como dicen. Mucha gente me ha deseado hasta la muerte. Es increíble”, indicó.
Los mensajes negativos y las críticas que le hicieron en las redes sociales y en la misma página de la campaña le afectaron de tal forma que le ocasionaron un retroceso en los avances que había tenido hasta el momento en cuanto a su recuperación psicológica.
“Estoy con somníferos, no puedo dormir, se me vienen imágenes del accidente. Estoy así nuevamente. Veo los mensajes y me duele muchísimo. Y me duele más que sean de gente de mi país más que todo”, lamentó Suárez.
Con todo, la asistente de vuelo asegura que no pasa un día sin agradecer a Dios por haberla mantenido con vida y también siente gratitud hacia quienes han orado por su recuperación.
“Aunque he recibido críticas, he recibido también bendiciones de mis amigos, de mi familia, de gente que me apoya (...) Son muy pocas las personas que empiezan a hablar mal porque no se informan muy bien”, indicó.
Suárez aseguró que siempre hizo su trabajo “con responsabilidad” y lamentó que el piloto del avión siniestrado no haya avisado a la tripulación sobre lo que ocurría con la aeronave. Afirmó que su sueño es poder “volver a volar” en algún momento y que trabaja con su psicólogo y su psiquiatra para lograr esa meta.
“Me encantaría volver a volar y le voy a echar todas las ganas para que sea posible”, concluyó.