Guzmán, que está detenido en una prisión de alta seguridad en Manhattan, es trasladado en medio de un gran dispositivo de seguridad cada vez que debe aparecer ante la corte. Evitar ese “circo” era el argumento central de la solicitud de sus abogados, que consideran que el espectáculo puede perjudicar a su cliente, creando la impresión en el jurado de que se trata de una persona extremadamente peligrosa y, por tanto, culpable.
En una audiencia celebrada hoy, el juez Brian Cogan explicó que se han preparado una serie de arreglos con las fuerzas de seguridad para dar respuesta a las preocupaciones de la defensa. Cogan no quiso desvelar esos cambios y dijo que los abogados podrían acceder a la información tras firmar un acuerdo de confidencialidad.
“Creo que las preocupaciones que usted planteó, que son válidas, van a ser aliviadas”, dijo el magistrado al letrado de Guzmán, Eduardo Balarezo, tras denegar su moción. En declaraciones posteriores a los periodistas, Balarezo dijo que si el “teatro” de los traslados se termina, la defensa no tiene ninguna objeción a que el juicio se lleve a cabo en Brooklyn. El abogado explicó que el arreglo podría pasar por la construcción de una celda especial para “El Chapo” en el juzgado o en un edificio próximo.
Hasta ahora, cada vez que ha tenido que acudir a la corte, Guzmán ha sido trasladado en un convoy de más de una decena de vehículos blindados, con agentes fuertemente armados y con la vigilancia de un helicóptero desde el aire. El despliegue de seguridad obliga a cortar el tráfico temporalmente en el conocido puente de Brooklyn, una vía clave en la comunicación entre los dos distritos. Hasta ahora, eso no ha supuesto un gran impacto al tráfico en la ciudad, pues “El Chapo” sólo ha debido comparecer ante el juez una vez cada varios meses, pero la situación cambiaría durante el juicio, cuando el trasiego sería casi diario.
Balarezo había propuesto al juez mover todo el proceso a Manhattan, donde el tribunal federal está conectado con la prisión, o a la ciudad de Filadelfia, donde se da una situación parecida.
El líder del cártel de Sinaloa fue extraditado a Estados Unidos en enero de 2017 tras haber escapado en dos ocasiones de cárceles mexicanas y se enfrenta a la cadena perpetua.
“El Chapo” llegó a la audiencia de hoy vestido con el uniforme azul de la prisión y, nada más entrar en la sala, buscó con la mirada a su esposa, Emma Coronel, que estaba entre el público. Tanto Guzmán como Coronel siguieron la sesión con traducción al español a través de unos auriculares.
En la audiencia, además de la cuestión del posible traslado del juicio, las partes volvieron a discutir el acceso de la defensa a las pruebas y a la identidad de los testigos que prevén usar los fiscales durante el juicio. “Necesitamos saber qué es lo que están alegando, ahora, no dos semanas antes del juicio”, insistió hoy Balarezo.
Además de las acusaciones por narcotráfico y otros delitos, los fiscales quieren introducir en el juicio pruebas sobre más de veinte supuestos asesinatos en los que habría estado involucrado Guzmán, a lo que se niega la defensa. “Es un caso que se trata de narcotráfico. Lo que nosotros argumentamos es que el Gobierno no puede hacer eso porque no ha dado ninguna información sobre los homicidios, no sabemos si esas personas están vivas, muertas o no. Pensamos que dos de las que nombraron están vivas”, dijo Balarezo a los periodistas. Además, la defensa considera que la ley bajo la que se quieren presentar esas pruebas no es aplicable en este caso.
El juez dio a entender hoy que está de acuerdo en esa interpretación, aunque por ahora no ha tomado una decisión sobre si aceptará o no esas evidencias. Cogan anunció que esta semana emitirá una orden, para que luego las partes respondan con sus opiniones y finalmente decidir “rápidamente”. Además, fijó la próxima audiencia para el próximo día 20 de septiembre, todavía previa al inicio del juicio, que está previsto que arranque el 5 de noviembre y que podría durar unos cuatro meses, según los planes de la Fiscalía.
A la espera del comienzo del proceso, Guzmán se encuentra en buen estado de salud, según dijo su abogado, que reveló que este lunes se le arregló al detenido una muela que le molestaba desde hace casi un año.