A las 17:30 (12:30 hora paraguaya), la monarca habrá reinado 23.226 días, 16 horas y aproximadamente 30 minutos, o 63 años 7 meses y dos días, unos minutos más que su su tatarabuela Victoria, que reinó entre 1837 y 1901.
La reina pasa el día en Escocia, lejos del palacio de Buckingham. Por la mañana fue aclamada por el público a su llegada a la estación de Edimburgo, sonriente y vestida de azul celeste, acompañada como siempre por su marido, el príncipe Felipe. Ahí tomó un tren de vapor para inaugurar una nueva línea férrea entre la capital escocesa y el sur, hasta la localidad de Tweedbank, en una región fronteriza con Inglaterra conocida como las Fronteras, the Borders, el paisaje literario del gran escritor romántico Walter Scott. Por la noche, la reina, de 89 años, cenará con su familia en el castillo de Balmoral, su residencia escocesa.
A las puertas del palacio de Buckingham, el pregonero real, vestido en rojo y oro, recordó a turistas y londinenses que “hoy celebramos un récord” y pidió vítores para la reina. Además, el palacio difundió una nueva foto oficial de la soberana, hecha por Mary McCartney, la hija de Paul McCartney, en la que se la ve trabajando junto al maletín rojo en que recibe los documentos que le transmite el gobierno. El primer ministro David Cameron le rindió homenaje en la reunión del gobierno del martes describiéndola como “un símbolo del espíritu de resistencia británico admirado en todo el mundo”.
La hora exacta del inicio de su reinado fue difícil de determinar porque su padre Jorge VI, que sufría cáncer de pulmón, murió mientras dormía el 6 de febrero de 1952, cuando Isabel tenía 25 años y estaba de viaje en Kenia. Como el rey fue visto en la ventana de su habitación a medianoche, se toma la 01:00 de la noche como la hora en que falleció. Isabel II es, además, a los 89 años, la monarca más anciana del mundo, pero no la que más ha estado en el trono, un privilegio que ostenta el rey de Tailandia, Bhumibol Adulyadej, de 87 años, que ascendió el 9 de junio de 1946.
El historiador Andrew Gimson estima que el reinado de Isabel “será visto como un logro increíble”, que abarca un período “marcado por muchos cambios sociales y económicos importantes”. Estos cambios vieron la influencia global del Reino Unido, que alcanzó su punto máximo durante el reinado de Victoria, decaer a medida que los territorios bajo poder británico se independizaban. Luego, vinieron la unificación de Europa, la gran crisis económica de los años 1970, el conflicto de Irlanda del Norte y la inmigración masiva de las colonias que cambió la faz del Reino Unido.
La década de 1990 fue la de las grandes dificultades para la reina, que arrojaron dudas sobre el futuro de la familia. Tres de sus cuatro hijos pasaron por divorcios muy mediatizados, y la reina se alejó de la sensibilidad moderna con su débil respuesta a la muerte de Diana, exesposa del príncipe Carlos, en 1997. Finalmente, superó la tormenta, ayudada por una serie de historias felices, como la boda de Guillermo y Catalina y el nacimiento de sus dos hijos Jorge y Carlota -bisnietos de la reina-, además de las celebraciones por sus 60 años en el trono (el jubileo de diamante).
El nacimiento de sus bisnietos significó que ahora hay tres generaciones por detrás de ella esperando para reinar. Aunque la aceptación de la reina es prácticamente unánime en el Reino Unido, existe un movimiento republicano minoritario al que el reinado se le está haciendo demasiado largo. El récord de Isabel II “no es motivo de celebración, sino un recordatorio de la necesidad de reformas radicales”, dijo Graham Smith, director ejecutivo del movimiento Republic. “Decir que la reina ha tenido éxito porque no metió la pata es no entender el rol de un jefe de Estado”, agregó.