Esto se cumple a rajatabla en el país ya sea de forma voluntaria u obligatoria.
El recuerdo del martirio del Imán Husein, la figura religiosa determinante para el islam chií mayoritario en Irán, domina la vida del país durante 60 días, en el que las calles y edificios se cubren con banderas negras y mensajes de dolor mientras los fieles abarrotan las mezquitas para expresar su pena.
Esta exhibición de fe y dolor, similar en espíritu a la Semana Santa cristiana, tiene su día álgido en el día de Ashura (día 10 del mes lunar de Moharram), si bien el ambiente de luto se extiende durante semanas, en la que los hombres visten camisas y ropas negras, y las mujeres con chador, el amplio manto que cubre de pies a cabeza a las iraníes más religiosas, son más comunes por las calles.
Durante estos días, las salas de fiestas de Teherán solo trabajan para celebrar funerales o para las ceremonias organizadas por los grupos religiosos en recuerdo de Husein, en lo que constituye también la temporada alta de trabajo para los cantantes religiosos “madah”.
Estos intérpretes van de ceremonia en ceremonia, invitados y pagados según su fama y habilidad, para cantar sus canciones de ritmo lento y entonación desgarradora cuyo objetivo último es hacer llorar al público.
Fateme Nasirí y Ali Moradí, una joven pareja del norte de Teherán, explicó a Efe que tienen ya todo listo para contraer matrimonio, si bien no lo harán hasta el fin de safar para poder festejar debidamente, ya que casarse en moharram y safar no solo está mal visto por las autoridades, sino que “trae mala suerte”.
“Estamos ya acostumbrados a no tener fiestas en estos meses y ni pensamos en este tema. Lo aprovechamos para hacer nuestros preparativos. Luego, cuando finalizan moharram y safar, hay muchas bodas”, apuntaron.
Del mismo modo, Maryam, una mujer de 40 años, apuntó que esta tradición del luto prolongado está muy integrada en la sociedad y que se cumple de forma masiva. “Nos lo han enseñado desde pequeños y aunque no creamos mucho en estas cosas, no nos atrevemos a hacer cosas alegres porque pensamos que está en contra de lo recomendado por la religión, que a Dios no le va a gustar y que nos puede ocurrir algo malo”, apuntó.
En cualquier caso, la mujer expresó que, aunque uno quiera participar en actividades divertidas, resulta casi imposible encontrar “una invitación a algo alegre”. Por este motivo, Mohamad, un joven de 30 años consideró que Irán es un país en el que “todos están deprimidos” y que el Gobierno debería “ampliar sus programas alegres”.
“La política de este gobierno es mantener triste a la sociedad. Apelan a las creencias religiosas de la gente y de esta manera nos mantienen en casa. Está claro que es una decisión del sistema”, añadió.
En ese sentido, el universitario reconoció que debido a esta presión y a este luto constante que “da miedo al corazón”, muchos jóvenes están perdiendo sus creencias y participan en fiestas con baile y alcohol, estrictamente prohibidas por las autoridades.
Otros prefieren salir del país en estas fechas para no abrumarse con los cánticos de luto que llegan de las mezquitas, de la televisión o de los centenares de tiendas de campaña que se instalan en las calles para participar en este duelo generalizado.
Estas prácticas propias del chiísmo, particularmente los sacrificios y las penitencias como golpes en el pecho y flagelaciones que se producen en la fecha de Ashura, son consideradas heréticas por los sectores más ortodoxos de la rama suní del islam, la mayoritaria entre los musulmanes.
Husein, nieto del profeta Mahoma y según los chiíes legítimo líder de todos los musulmanes, fue asesinado junto con todos sus seguidores por orden del califa Yazid tras una batalla en Karbala (Irak) en el mes de moharram del año 680, en un evento que marcó el inicio de la división entre suníes y chiíes.