Aparte de la investigación sobre el homicidio a cargo de la Policía Civil de Rio, “se abrió una pesquisa en el ámbito de la Policía Federal para determinar el origen de las municiones y las circunstancias de los cartuchos hallados en el lugar del crimen”, indicó la Policía Federal en un comunicado.
Previamente a ese anuncio, TV Globo aseguró que Marielle Franco, una carismática líder de 38 años del Partido Socialismo y Libertad (PSOL), fue abatida el miércoles con balas de calibre de 9 mm que formaban parte de un lote adquirido por la PF en diciembre de 2006.
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En Río existen redes de tráfico de armas en las que participan policías, guardias penitenciarios y militares, señaló en 2016 una Comisión Parlamentaria de ese estado con amplias zonas bajo control de bandas de narcotraficantes o de milicias parapoliciales, las mismas que eran objeto de las denuncias de la concejal.
Las manifestaciones masivas del jueves en repudio al asesinato de Franco -con más de 50.000 participantes en Río y 30.000 en São Paulo- encontraban eco este viernes en nuevas convocatorias a protestas al final de la tarde. En el centro de Río los faroles estaban cubiertos este viernes con imágenes de Marielle, conocida por su combate contra el racismo y las violencias policiales en las favelas, y con un mensaje repetido: “Marielle Presente” .
Las paredes del Consejo Municipal, en la plaza Cinelandia, estaban también cubiertas de pintadas contra la policía y contra el gobierno del presidente conservador Michel Temer.
La investigación corre bajo secreto de sumario, pero, según trascendidos de la prensa, el coche en el cual Marielle Franco regresaba a su casa después de asistir a un evento de empoderamiento de mujeres negras fue seguido durante cuatro kilómetros por otro vehículo.
El ataque tuvo lugar en el centro de la ciudad y hubo al menos trece disparos realizados a unos dos metros de distancia. Junto a la concejal, que recibió cuatro impactos de bala en la cabeza, murió el conductor del vehículo, Anderson Gomes.
Otra pasajera, su asistente de prensa, recibió solo esquirlas. Los atacantes habrían contado con el apoyo de otro coche, que habría vigilado a la concejal en las afueras del evento, según el portal G1. Numerosos comentaristas vinculan esa “ejecución” a las denuncias de la concejal contra el accionar de milicias parapoliciales o de la intervención militar de Río, decretada hace exactamente un mes por Temer.
El ministro de Seguridad Pública, Raul Jungmann, anunció una investigación exhaustiva, aunque se abstuvo de avanzar hipótesis sobre los ejecutantes. El escepticismo planea sobre esa promesa, en un país con altos índices de impunidad. “Con un trabajo serio, sin miedo de atacar los quistes de corrupción, violencia y crimen incrustados en el Estado, ese crimen se puede resolver en dos semanas”, declaró el viernes el diputado Chico Alencar, del PSOL.
“Existe en Río de Janeiro una cultura de matriz mafiosa, de eliminación de personas que se oponen de alguna forma o resisten a las organizaciones criminales”, y eso sería lo que ocurrió con Marielle Franco, dijo el jueves a la AFP el jurista Walter Maierovitch, exsecretario Antidrogas (1999) .
Los grandes diarios de Río consagraron el viernes sus portadas y varias páginas a las manifestaciones de la víspera. O Globo y O Dia citaron una frase colgada por Marielle Franco un día antes de su muerte en las redes sociales: “¿Cuántos más tendrán que morir?”.
El mensaje se refería a la muerte de un joven que salía de una iglesia, presuntamente debido a un abuso policial. Para el diario Folha de São Paulo, el asesinato de la concejal “despertó un gigante dormido” a meses de las elecciones generales de octubre, al generar las mayores manifestaciones de la izquierda que hasta ahora nunca consiguió movilizar de manera duradera a sus bases contra las medidas de austeridad de Temer.
“Mataron a mi madre y a más de 46.000 electores”, escribió en Twitter Luyara Santos, hija de Marielle, aludiendo al número de votos con los que su madre fue elegida concejal en 2016. Las protestas se extendieron fuera de Brasil.