Según unas actas secretas a las que ha tenido acceso esta publicación, el Servicio Federal de Información (BND) alemán, responsable del espionaje exterior, llegó a entregar hasta 1.300 millones de “metadatos” al mes a la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) de EEUU.
El BND recogía multitud de “metadatos”, eliminaba los resultados que concernían a alemanes -para cumplir con la legislación alemana, presuntamente-, y enviaba a la inteligencia estadounidense el resto, relata el medio alemán.
La información concuerda con lo denunciado hace ya dos años por el exanalista de la NSA Edward Snowden, quien reveló los programas de espionaje masivo de Estados Unidos a escala global, así como las “escuchas” dirigidas a líderes internacionales, entre ellos la canciller alemana, Angela Merkel.
Snowden denunció que en diciembre de 2012 el BND había entregado a la NSA 500 millones de “metadatos”, la información de Zeit aporta el concepto de regularidad y una idea sobre el volumen habitual.
Esta es la última revelación ligada a la trama alemana del espionaje estadounidense, un escándalo que acaba de reactivarse con nuevas informaciones y que está poniendo bajo presión a la propia Merkel, así como a varios de sus ministros, entre ellos el actual titular de Interior, Thomas de Maizière.
El Gobierno alemán se encuentra esta semana en el punto de mira de los medios y la oposición ante la posibilidad de que alguno de sus miembros hubiese mentido conscientemente a lo largo de este escándalo.
En concreto, hay dudas con respecto a unas declaraciones de De Maizière en las que aseguró que el Ejecutivo no tenía ningún conocimiento de espionaje industrial de EEUU en Alemania, cuando después se han publicado indicios de lo contrario.
Asimismo, están ahora bajo escrutinio público unas declaraciones del anterior ministro de la Cancillería, Roland Pofalla, en las que avanzó que Washington había ofrecido a Berlín firmar un acuerdo de no espionaje mutuo, algo que luego ha quedado en entredicho con la difusión de varios correos electrónicos de funcionarios alemanes.
Merkel se refirió ayer a esta polémica reiterando la estrategia que hasta ahora ha mantenido Berlín: recordar que se trata de asuntos clasificados sobre los que no se puede hablar y subrayar que su Ejecutivo nunca ha mentido a sabiendas.
“Sólo puedo decir a la opinión pública en este momento que todos han trabajado según su mejor saber y entender”, aseguró la canciller.
La jefa del Gobierno alemán se ha mostrado dispuesta a comparecer ante la comisión parlamentaria que investiga el espionaje de EEUU en territorio alemán.
El presidente de la comisión de secretos oficiales, el opositor André Hahn, exigió hoy en unas declaraciones al Saarbrücker Zeitung que la canciller aclare este escándalo en una comparecencia ante el pleno del Bundestag (cámara baja alemana).