Guo Bin, de 6 años, fue hallado el mes pasado cubierto de sangre cerca de su casa en la provincia de Shanxi, en el norte del China, con los dos ojos arrancados.
Su tía, sospechosa de haber cometido el acto, se suicidó la semana pasada lanzándose a un pozo y en su ropa se encontraron restos de sangre del niño, según la agencia Xinhua.
Aún así el doctor de Hong Kong, Dennis Lam, cree que es posible que el niño recupere la vista primaria.
“Su historia me disgustó mucho y pensé como podría ayudarle. Nuestra mayor recompensa como oftalmólogos es el momento en el que nuestros pacientes vuelven a recobrar la vista”, explicó a la AFP.
El médico espera la aprobación de los familiares de Guo Bin, un niño de una familia pobre y rural, para que lo trasladen a Schenzhen, en el sur de China, donde podría ser operado la próxima semana.
Las autoridades creyeron en un primer momento que el acto estaba relacionado con la donación de órganos pero la policía lo relacionó luego con una disputa familiar.