Viajará a Alemania antes de ir a Estados Unidos, donde le invitó el presidente Barack Obama, explicó Moscovici en declaraciones al canal público France 2.
Tras una intensa jornada de trabajo, el propio Hollande, que ayer ganó las presidenciales con el 51,62 por ciento de los votos, explicó hoy a la prensa que el nombre de su primer ministro se conocerá el próximo día 15, pero la composición de su Gobierno más adelante.
El líder socialista dijo estar preparando actualmente sus inminentes viajes al extranjero, entre ellos su participación en el próximo G20 y la cumbre de la OTAN, pues “muchos jefes de Estado y de Gobierno quieren conocerme”, explicó.
“Quieren presentarme cierto número de temas importantes para ellos y debo escucharles”, añadió.
En declaraciones a la página web “Slate” divulgadas hoy, aseguró, asimismo, que piensa reunirse también “rápidamente” con el primer ministro británico, David Cameron, “para evocar las ventajas de una cooperación más estrecha” entre sus respectivos países en el plano industrial.
También para continuar el acercamiento ya iniciado en materia de defensa, según una entrevista concedida antes de haber ganado las elecciones este domingo y releída después.
Sobre la lengua a utilizar con sus interlocutores, el presidente electo consideró necesario comprender el inglés y poder tener intercambios en dicha lengua con sus interlocutores, pero defendió el francés y la francofonía.
“Admito que en el plano informal” los contactos puedan establecerse en ese idioma, “pero defenderé sin embargo en todas partes el uso del francés”, dijo Hollande.
Expresó, al respecto, el disgusto sentido a veces, cuando participa en cumbres de jefes de partidos en Europa y escucha a sus amigos rumanos, polacos, portugueses o italianos hablar en inglés.
Respecto a su inminente encuentro con Angela Merkel, consideró que Alemania no puede bloquear a la vez los eurobonos y la refinanciación directa de las deuda por el Banco Central Europeo (BCE).
Si no se restablece la confianza entre la ciudadanía y Europa, el creciente auge del populismo terminará por atascar el proyecto europeo y hará estallar la zona euro, explicó a “Slate”.
De ahí la necesidad de un tratado europeo “sobre el crecimiento, el empleo y la energía”, que podría movilizar a la opinión pública europea, estimó Hollande, quien dijo “creer” en el motor franco-alemán pero criticó la idea de un “duopolo”.
Hace falta “fijar nuevas perspectivas”, impulsar nuevos proyectos y proteger a los ciudadanos, destacó.
Por lo que, más que buscar nuevos progresos en la Europa política después de la Europa del acero, del carbón, de la agrícola de principios de los años 60 o del gran mercado de los años 80, defendió el “nuevo reto” de “la Europa de la energía”, con objetivos comunes en materia de ahorro energético, de impulso de las energías sostenibles y de la seguridad de las instalaciones.
Hollande, que recordó que “Francia no es un país cualquiera” ni su presidente tampoco, se dijo contrario a “todo tratado institucional” europeo difícil de ratificar sin haber restablecido una relación de confianza entre los pueblos europeos y la Unión Europea (UE).
Un tratado sobre el crecimiento, el empleo y la energía podría, en cambio, “movilizar las opiniones”.
Francia y Alemania podrían así mostrar el camino 50 años después del Tratado del Elíseo de 1963, en particular en materia de educación, universidad y cultura, aseguró.