“Estamos muy cercanos a su captura”, dijo hoy el titular de la Procuraduría General de Justicia (Fiscalía) del Distrito Federal, Rodolfo Ríos, en declaraciones a emisoras locales.
Señaló que el único detenido por el asesinato, quien estuvo ya en prisión nueve años y medio por los delitos de violación y lesiones, admitió que participó en los hechos y proporcionó “algunos datos” sobre los otros dos presuntos responsables.
Los tres fueron captados por cámaras de seguridad cuando salieron casi al mismo tiempo del edificio de una céntrica colonia del Distrito Federal tras cometer el homicidio múltiple.
Los cuerpos de Espinosa y de cuatro mujeres, entre ellas la activista Nadia Vera y una colombiana ya identificada por el consulado de su país, fueron hallados muertos con tiros de gracia y huellas de tortura la noche del viernes.
Entre las novedades de la investigación, Ríos reveló que cuentan con evidencias de que los tres hombres “estuvieron aproximadamente una hora en el departamento”.
Uno de ellos salió con una maleta con ruedas, otro subió casi al mismo tiempo a un vehículo de la marca Mustang -presuntamente propiedad de la colombiana y que fue hallado esta semana por las autoridades en otra zona de la ciudad- y el tercero huyó corriendo unos minutos después.
El fiscal capitalino señaló que “se utilizó una sola arma” para asesinar a las cinco víctimas y que no tienen indicios que lleven a pensar que los tres presuntos autores puedan pertenecer a un grupo del crimen organizado.
Calificó como “significativos” los avances realizados hasta ahora en la investigación del homicidio quíntuple y recordó que no puede comentar algunos de ellos.
Sobre el móvil del crimen, se negó a dar algún dato hasta que los otros dos presuntos responsables sean detenidos y contrastadas sus declaraciones.
“Seguimos recabando testimonios, indicios”, afirmó Ríos, quien insistió en que la Fiscalía continuará con las diligencias para esclarecer los hechos y aseguró que todas las líneas de investigación están abiertas, incluida la relacionada con la actividad de Rubén.
Espinosa, de 31 años, trabajaba para la agencia fotográfica Cuartoscuro y la revista Proceso, había regresado en junio a la Ciudad de México después de ejercer unos ocho años el periodismo en Xalapa, capital del oriental estado de Veracruz.
Según sus amigos y colegas, el fotógrafo huyó de ese estado porque temía por su vida, ya que en varias ocasiones había sido hostigado y amenazado de muerte.
Apenas la semana pasada, Espinosa dijo sentirse perseguido también en la capital mexicana, donde un desconocido lo interceptó en un restaurante para preguntarle si era el fotógrafo que había huido de Veracruz y, antes de marcharse, le soltó: “Que sepas que aquí estamos”.
En ese estado catorce periodistas han sido asesinados durante el mandato del gobernador Javier Duarte (2010-2016), quien recientemente acusó a algunos reporteros de tener vínculos con el crimen organizado y les instó a que se “(portaran) bien”.
“Todos sabemos quiénes andan en malos pasos”, afirmó el gobernador, quien advirtió que “vienen tiempos difíciles” porque su Gobierno sacudirá “el árbol y van a caer muchas manzanas podridas”.
Este homicidio ha sacudido al gremio periodístico en uno de los países más peligrosos del mundo para ejercer esta profesión, así como a los habitantes de la Ciudad de México, una urbe considerada más segura que otras del país que son golpeadas de manera recurrente por el crimen organizado.