Fascismos como consecuencia de la I Guerra Mundial

La agitación política tras el fin de la I Guerra Mundial en Europa motivó la aparición de figuras como Adolfo Hitler y Benito Mussolini con pensamientos de extrema derecha ultranacionalistas, que a su vez, derivarían de vuelta en otra guerra mundial.

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La pérdida de la guerra supuso para las potencias centrales de Europa una grave crisis política. En noviembre de 1918, abdicaron los emperadores Guillermo II de Alemania y Carlos II de Austria.

Las condiciones se estipularon con los cinco países vencidos mediante cinco tratados por separado cuyos nombres corresponden a barrios parisienses: el de Versalles con Alemania, Saint-Germain con Austria, Neuilly con Bulgaria, Trianon con Hungría y Sérvres con Turquía.

Europa se modificó sustancialmente con la formación de nuevos estados, la desaparición de los grandes imperios, convertidos en repúblicas, y el sacrificio de Alemania, considerada responsable. Los estados que surgían fueron: Finlandia, Estonia, Letonia, Lituania, Polonia, Checoslovaquia, Hungría, Yugoslavia. Por su parte Rumania y Grecia se ampliaron.

La llamada Gran Guerra tuvo como gran perdedora a Alemania, que se vio abocada a un gran desorden interno creándose numerosos partidos, entre ellos el Partido Obrero Alemán (1919), que uno de sus miembros, Adolfo Hitler convertiría luego en partido Nacional Socialista Obrero Alemán. Italia, por su parte, se encontraba en una situación económica crítica, situación ante la que surge la figura de Benito Mussolini, pero partidario luego de un régimen fuerte basado en la exaltación nacionalista y el corporativismo.

Mussolini fundó el fascismo en Italia y llegó al poder en 1923 y Hitler hace lo propio en Alemania diez años después, en 1933, recuerda el historiador Herib Caballero Campos.

“Los discursos de ambos tenían un fuerte contenido de revanchismo en contra de las decisiones que se tomaron en el Tratado de Versalles que puso fin a la Primera Guerra Mundial”, puntualiza en conversación con ABC Color.

En este sentido, indica que esos movimientos ultranacionalistas van a tener una fuerte influencia no solo en Europa sino que en todo el mundo. “Marcarán ideológicamente las políticas expansionistas y belicistas en el mundo, que finalmente derivarán en la II Segunda Guerra Mundial”.

“No se puede explicar la Segunda Guerra Mundial sin entender los fascismos y no se puede entender los fascismos sin entender las consecuencias de la Primera Guerra Mundial”, sostiene finalmente el experto.

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