En el conjunto de los 35 países de la OCDE la media en esta cuestión, que se utiliza para medir el nivel de adaptación social, es del 59%, según el documento presentado hoy en la sede de la Comisión Europea en Bruselas por la directora gerente de la organización, la mexicana Gabriela Ramos.
El estudio analiza la adaptación de los estudiantes inmigrantes o descendientes de inmigrantes a su lugar de destino realizado a partir de los datos del informe Pisa 2015.
El análisis sostiene que casi uno de cada cinco estudiantes en España tiene antecedentes migratorios y que, de estos, la mitad son inmigrantes de primera generación (nacidos en el extranjero y con dos padres extranjeros).
Si bien su adaptación social en el caso de España es muy alta (74%), sus resultados académicos no lo son tanto: solo el 52 % de los niños inmigrantes de primera generación tienen niveles académicos básicos en lectura, matemáticas y ciencia (las tres asignaturas principales de PISA), frente al 74% de españoles.
Al ser preguntados por si están satisfechos con su vida, un 64% de inmigrantes afirma estarlo, frente al 76% de españoles. Por otra parte, un 74% de españoles muestra altos niveles de ansiedad por el trabajo escolar frente al 81% de inmigrantes de primera generación.
Sin embargo, un 66% de estudiantes inmigrantes de primera generación asegura tener alta motivación por el logro, mientras que entre sus compañeros españoles esta cifra se reduce al 60%.
Al pensar en su futuro, un 53% de los estudiantes españoles (42% en los países de la OCDE) tiene expectativas de completar unos estudios superiores, cifra que se reduce al 39% en el caso de los inmigrantes de primera generación (41% en los países de la OCDE).
En España, como también ocurre en la mayoría de países de la OCDE, el nivel de educación de los padres es muy similar entre nativos e inmigrantes (entre 15 y 16 años de estudios), pero su estatus económico y social no.
Sin embargo, coinciden ambos en sus prioridades educativas, siendo los principales criterios de elección del colegio que este tenga una buena reputación y un ambiente seguro, así como un ambiente agradable y activo, en más de un 90% de los casos.
Mientras, la adhesión del colegio a una religión concreta solo es importante para un 29% de padres españoles y un 22% de inmigrantes. Los progenitores de los estudiantes nativos, eso sí, son más proclives a participar en la comunidad escolar que los padres de sus compañeros inmigrantes.