Francisco explicó que “cuando decimos que una persona tiene la lengua de serpiente, queremos decir que sus palabras matan”.
“Jesús nos recuerda que también las palabras pueden matar. Por lo tanto, no sólo no se debe atentar contra la vida de los demás, sino tampoco derramar sobre él el veneno de la ira y golpearlo con la calumnia”, agregó.
“Los chismes pueden matar, porque matan la fama de las personas”, agregó improvisando ante los miles de fieles que acudieron a la plaza de San Pedro.
El pontífice argentino que en varios discursos ha criticado siempre el vicio de contar chismes y de sus repercusiones, también en el seno de la Iglesia católica, añadió que “al principio puede parecer divertido”, “pero que después contar chismes nos llena el corazón de amargura y nos envenena a nosotros mismos”.