“Para la seguridad de Estados Unidos nos preocupan especialmente los planes de Irán y Corea del Norte. Ambos países siguen trabajando para la fabricación de misiles intercontinentales directamente o a escondidas”, afirmó Madeleine Kridon, asesora del Pentágono norteamericano.
Kridon, que hizo estas afirmaciones durante la conferencia internacional que se celebró hoy en Moscú sobre defensa antimisiles, añadió: “Y, por supuesto, también nos preocupan los planes de fabricación de armas nucleares en ambos países”.
La diplomática estadounidense explicó que el despliegue del escudo transcurrirá en cuatro fases, la primera de las cuales consistirá en el emplazamiento de radares en Turquía y la presencia de buques con sistemas antimisiles en aguas del Mediterráneo.
En el marco de la segunda etapa, Washington emplazará sistemas con cohetes interceptores AEGIS en Rumania, es decir, a orillas del mar Negro. “La tercera fase será la ampliación del campo de acción para la defensa contra misiles balísticos. Esto sería nuestras infraestructuras en Polonia”, añadió Kridon. Finalmente, agregó, “la cuarta etapa ya en 2020 consistiría en la aparición de cohetes interceptores SM3-2B, un medio de disuasión de los misiles iraníes”.
Kridon subrayó que el objetivo del sistema antimisiles es proteger a las fuerzas norteamericanas en la región y también a los países aliados de las amenazas con misiles. “Para cumplir con ese fin, Estados Unidos desplegará la arquitectura antimisiles en tres regiones cruciales: Europa, Oriente Medio y la región de Asia-Pacífica”, dijo.
En cuanto a las críticas de Rusia, que exige garantías jurídicas de que el sistema no apuntará contra su territorio, Kridon subrayó que “el sistema no está destinado a debilitar la defensa estratégica rusa”.
“Para nosotros es muy importante conservar la estabilidad estratégica entre Estados Unidos y Rusia”, dijo.
El Kremlin propone a EE.UU. crear un sistema antimisiles conjunto Rusia-OTAN, en el que cada una de las partes se encargaría de la seguridad de un sector del continente, propuesta que ya ha sido rechazada por varios países aliados. En caso contrario, exige garantías jurídicas por escrito, y no una declaración política, de que el escudo no apuntará contra territorio ruso.
Medvédev ha advertido en los últimos meses que si para 2020 no hay acuerdo, el mundo se verá abocado a una nueva carrera armamentista, similar a la protagonizada por Moscú y Washington durante la Guerra Fría.
La subsecretaria de Estado para el Control de Armas y Seguridad Internacional, Ellen Tauscher, aseguró que está dispuesta a dar garantías políticas al Kremlin de que el escudo no es una amenaza para Rusia, aunque descartó avances en 2012 al ser un año electoral en ambos países.