“El gobierno de Venezuela recientemente invitó al gobierno de Estados Unidos a enviar un alto funcionario a Caracas para un encuentro con el presidente (Nicolás) Maduro antes de la Cumbre de las Américas”, dijo la vocero del Departamento de Estado, Marie Harf.
Ante ese pedido, el Secretario de Estado, John Kerry, “pidió a Tom Shannon, un consejero de este Departamento, que viaje a Caracas. Llegó el día 7 de abril y retorna el 9 de abril”, añadió Harf, quien sin embargo no ofreció detalles de las conversaciones.
“Venezuela varias veces ha llamado a un diálogo directo y nosotros hemos dicho que mantenemos relaciones diplomáticas, si desean hablar directamente”, apuntó.
El martes, durante una conferencia de prensa, un alto asesor del presidente Barack Obama, Ben Rhodes, bajó sensiblemente el tono a las tensiones bilaterales después de que la Casa Blanca adoptara en marzo sanciones contra siete funcionarios venezolanos.
“Estados Unidos no cree que Venezuela represente alguna amenaza para su seguridad”, dijo Ben Rhodes, alto integrante del Consejo de Seguridad Nacional (CSN), en referencia a la orden ejecutiva firmada por Obama en marzo que aplicó sanciones contra altos funcionarios venezolanos.
Ese decreto presidencial justificaba las sanciones por considerar que la situación en Venezuela era una “amenaza inusual y extraordinaria” a la seguridad estadounidense, pero de acuerdo con Rhodes se trató apenas de una fórmula burocrática.
Otro asesor presidencial, Ricardo Zúñiga, dijo que Obama estaba dispuesto a discutir en la Cumbre de Panamá todos los temas, pero que esperaba un “intercambio civilizado” durante la reunión.
Poco más tarde, en un programa de televisión Maduro expresó su satisfacción por el cambio de tono en la Casa Blanca. “Saludo estas declaraciones que han sido emitidas por dos asesores del presidente Obama”, dijo.
Desde que fue electo a inicios de 2013, Maduro ha denunciado distintos planes de asesinato y golpe de Estado en su contra, señalando a Washington como el principal promotor de estas intentonas. Washington y Caracas retiraron a sus embajadores en 2010 y en los últimos años han sido expulsados al menos ocho diplomáticos estadounidenses. Sin embargo, Estados Unidos sigue siendo el principal comprador del crudo venezolano.