El sistema de alerta de la central se activó el domingo al detectar un nivel de radiación inusualmente alto en uno de los conductos que desemboca en los muelles frente a la planta.
El nivel de sustancias emisoras de rayos beta ascendió a unos 7.230 becquereles por litro, lo que supone 70 veces más de lo habitual, según calculó hoy el diario nipón Yomiuri.
TEPCO decidió cerrar este conducto y extraer por bombeo el agua contaminada para evitar que vaya a parar al mar, aunque sospecha que “podría haberse producido un vertido a los muelles”, según la operadora.
La empresa informó de que está investigando las causas del accidente y el origen de esta fuga de líquido radiactivo, y como medida de precaución detuvo el sistema de procesado de agua contaminada de la central.
La red de canales de drenaje y el sistema de descontaminación son algunas de las medidas que TEPCO tiene en marcha para controlar el volumen de agua contaminada que anega la central, lo que constituye uno de los principales desafíos para los miles de operarios que trabajan en la planta golpeada por el terremoto y tsunami de 2011.
Además, TEPCO ha levantado un muro en la franja costera de la planta e intenta construir una barrera de hielo subterránea alrededor de los edificios de los reactores para contener la penetración de aguas naturales en los sótanos y limitar el flujo de agua contaminada hacia los muelles.
El terremoto de 9 grados Richter y el posterior tsunami del 11 de marzo de 2011 provocaron en la central el peor accidente nuclear desde el de Chernóbil (Ucrania) en 1986.
Las emisiones y vertidos resultantes aún mantienen evacuadas a miles de personas que vivían en torno a la planta y han afectado gravemente a la agricultura, la ganadería y la pesca local.