Aunque el inicio de la marcha estaba previsto para el mediodía en el Emancipation Park, en el centro de la ciudad, minutos antes se produjeron ya los primeros choques violentos.
Las consignas lanzadas entre manifestantes, ataviados con banderas confederadas y escudos de protección; y los opositores, que acusan a los organizadores de ideología ultraderechista, rápidamente desembocaron en golpes y puñetazos.
Según la Policía de Charlottesville, los primeros enfrentamientos se saldaron con varios heridos, sin precisar la cifra exacta o su gravedad.
A la par, el gobernador de Virginia, Terry McAuliffe, se vio obligado a declarar emergencia estatal para ayudar a “ las autoridades a responder a la violencia”, en su cuenta de Twitter.
Jason Kessler, organizador de la marcha, subrayó en un comunicado que se trata de defender la Primera Enmienda de la Constitución que protege la libertad de expresión y respaldar a “los grandes hombres blancos que están siendo difamados, calumniados y derribados en EE.UU”.
La polémica marcha “Unir a la derecha” se organizó en protesta por la retirada de una estatua homenaje al general confederado Robert E. Lee, quien lideró a las fuerzas sureñas durante la Guerra Civil estadounidense, y que ya generó choques violentos ayer en la ciudad.
La manifestación ha sido descrita como “el mayor encuentro de odio de su clase en décadas en EE.UU”, según el Southern Poverty Law Center, un grupo que investiga a los grupos que fomentan la violencia racial.
Charlottesville, situada a 300 kilómetros al suroeste de Washington, cuenta con 46.000 habitantes y es la sede de la Universidad de Virginia.