En la noche del 9 al 10 de noviembre de 1938, y durante toda la jornada que siguió, se saquearon comercios de judíos en todo el país, se incendiaron sinagogas y 30.000 hombres fueron detenidos y deportados.
Estas violencias dejaron 90 muertos entre la población judía alemana.
Los nazis hicieron pasar esta súbita explosión de violencia por una reacción espontánea a la muerte del diplomático Ernst vom Rath, tras haber sido herido de bala por Herschel Grynszpan, un estudiante judío de 17 años que quería vengar a su familia expulsada de Alemania.
Pero los disturbios en realidad habían sido organizados por el régimen hitleriano.
El pasado sábado, en un mensaje de vídeo semanal colgado en su página en internet, la canciller Angela Merkel calificó estos eventos de “peor momento de la historia alemana”, aunque el Holocausto que siguió fue “un evento todavía más dramático”.
Llamó a los alemanes a “hacer prueba de coraje cívico para que no se tolere ninguna forma de antisemitismo”.
Alemania acoge actualmente a la tercera comunidad judía de Europa -por detrás de Francia y de Gran Bretaña-, con unas 200.000 personas.
Los judíos eran unos 560.000 en Alemania a la llegada al poder de Hitler en 1933. Pero, en 1950, solo 15.000 vivían todavía en el país. La comunidad renació tras la caída del Muro de Berlín. Alemania ofrecía entonces la posibilidad a los judíos de países de la ex Unión Soviética de instalarse en su casa.
En una entrevista a la prensa, publicada el sábado, el presidente del Consejo Central de judíos de Alemania, Dieter Baumann, deseó que sus conciudadanos “participen sinceramente y con emoción” y dijo que estos aniversarios conducen demasiado a menudo a un “recogimiento ritualizado”.
El presidente alemán Joachim Gauck debe recogerse el sábado por la tarde ante el memorial de la sinagoga de Eberswalde, cerca de Berlín, quemada el 9 de noviembre de 1938.
El domingo, el ministro del Interior, Hans-Peter Friedrich, pronunciará un discurso en una sinagoga del centro de Berlín.
Varias decenas de tiendas en la capital alemana colocarán durante el fin de semana en sus vitrinas una película de plástico que da la impresión de que han sido rotas, para recordar a las de los comercios judíos saqueados por los nazis.
La municipalidad llamó a los habitantes a limpiar los cerca de 5.000 pequeños adoquines dorados, en los que están grabados el nombre de los judíos y la fecha de deportación, y que están insertados en las aceras berlinesas ante su antigua casa.
El domingo, ante la Puerta de Brandeburgo, corazón turístico de Berlín, se instalará una instalación multimedia en el que los jóvenes que presentan pequeños vídeos en contra del racismo y el antisemitismo. Participarán testigos y supervivientes de aquella época.
A poca distancia de ahí, el centro de documentación “topografía del terror” abrió el viernes una exposición titulada “¡Arde! 75 años después del pogromo del 9 de noviembre”. Estará hasta el 2 de marzo de 2014.
En Twitter, la cuenta @9Nov38 cuenta “en tiempo real” -en alemán- el desarrollo de la Noche de los Cristales Rotos.
El 9 de noviembre marca otros momentos importantes de la Historia alemana, lo cual le vale el apodo de “día del destino” (Schicksalstag). Es, entre otros, el aniversario de la caída del Muro de Berlín (1989).
Este sábado marca también el 90º aniversario del “Putsch de la brasería” en Múnich (1923), una fallida tentativa de toma de poder por parte de Adolf Hitler, que no impidió su ascenso político posterior.
Este 9 de noviembre corresponde también al 85º aniversario de la primera República Alemana, con la abdicación del Emperador Guillermo II en 1918.