Especialmente popular es el viaje en tren, la opción más asequible para la mayoría.
Multitud de viajeros, ruido y choque de maletas, largas colas en las taquillas, nervios y sobre todo, muchas caras de felicidad. Así se respiraba hoy el ambiente en una de las principales estaciones ferroviarias de la capital, donde miles de personas esperaban a la entrada, junto a sus voluminosos equipajes, la hora de salida de su tren con destino a casa para celebrar la fiesta más importante del país.
El Ministerio de Transporte de China prevé 2.800 millones de desplazamientos, un 3,4 % más que el año pasado, y se espera que los viajes en ferrocarril sean los que más se incrementen, alrededor de un 10 %. Por ello, se han reforzado los servicios en todos los métodos de transporte público.
Para los viajes en tren (muchos ciudadanos que no pueden costearse un pasaje de avión) o a la imposibilidad de conseguir un billete con cama debido a la alta demanda, se ven obligados a viajar durante innumerables horas de pie o en asientos duros (la opción mas barata).
A pesar de la gran mejora en los últimos años de los servicios de trenes de alta velocidad, avión y autobús -que han ayudado a solventar gran parte de los problemas de capacidad-, China es el tercer país más extenso del mundo y todavía es normal que muchos trabajadores migrantes pasen hasta dos o tres días en el camino de vuelta a casa.
Lin Li, una oficinista de 26 años, partió hoy hacia su tierra natal en la ciudad costera de Fuzhou, en la provincia de Fujian, al sureste de China. Al igual que para muchos otros, a Lin no le fue nada fácil obtener un billete de vuelta a casa para esta semana, incluso si el Gobierno permitió comprarlos con 60 días de antelación debido a la gran demanda de estas fechas.
Tras una gran espera (y suerte), la joven pudo comprar su billete cuando otro viajero decidió devolver el suyo. Nada pudo borrar su sonrisa de felicidad al conseguirlo, ni siquiera las 20 horas que pasará en un asiento duro de tren, para pasar dos semanas de vacaciones con sus padres, a quienes ve únicamente dos veces al año.
“Solo paso una o dos horas difíciles”, relata la joven, quien detalla que hay personas que pasan por una experiencia peor, como quienes realizan el viaje de pie y pagan el mismo precio que por un billete con asiento. “En cada vagón hay entre 15 y 20 personas de pie y se turnan para utilizar el retrete del baño para sentarse”, explica.
Hay muchos que consiguen suavizar la dureza del viaje usando pequeños taburetes portátiles para sentarse e incluso por la buena voluntad del resto de viajeros que van sentados y que ceden su asiento por un rato a los que viajan de pie.
Al igual que Lin, Cai Xinghua, una joven de 20 años, asimismo pasará sentada más de 20 horas en un tren hasta la ciudad de Cantón (sur), donde tomará un autobús durante dos horas, de pie, para llegar a su ciudad natal, Zhaoqing, en la provincia cantonesa.
Cai cuenta a EFE que, aunque “el viaje es muy largo y pesado, rodeada de muchas personas en el vagón”, merece la pena el esfuerzo y cansancio por estar durante unos días a su familia, a la que solo ve dos veces al año.
El Año Nuevo chino se celebrará en la noche de mañana, miércoles, y dará paso durante las dos semanas siguientes al Festival de la Primavera, un evento de carácter familiar en el que los ciudadanos chinos pasan más tiempo con sus seres queridos y celebran numerosas cenas hogareñas.
El Festival de la Primavera también es el mayor periodo vacacional de los ciudadanos chinos -hasta dos semanas libres- ya que, a diferencia de otros países, no tienen vacaciones de verano. Por este motivo, muchas personas con pocos recursos hacen un gran esfuerzo humano y económico por disfrutar, durante unos días, del calor de la familia.