Allí permaneció “oculto al mundo”, según dijo, desde su renuncia el pasado al pontificado 28 de febrero.
Benedicto XVI, de 86 años, llegará al Vaticano en helicóptero hacia las 16:30 hora local (10:30 hora paraguaya) y se alojará en el convento Matter Ecclesiae, no lejos del convento de Santa Marta, donde vive el papa Francisco.
Benedicto XVI vivirá ya definitivamente en el convento en el interior del Vaticano junto a monseñor George Ganswein y las cuatro laicas consagradas de la comunidad “Memores Domini” que le cuidan. Se dedicará a rezar y a sus aficiones como la lectura, escuchar música y pasear por los jardines o el palacio pontificio.
En el monasterio hay una habitación preparada para los huéspedes, a disposición del hermano de Joseph Ratzinger, George, de 89 años y que acude con frecuencia desde Alemania a visitarlo.
El Papa emérito vivirá en el primer piso del convento, que está dotado de ascensor.
El monasterio Mater Eccesiae estaba vacío desde el inicio del invierno, cuando lo dejaron las monjas de clausura que vivían en él, y necesitaba, sobre todo, que el techo fuera remozado ya que se filtraba el agua cuando llovía.
El Papa llevará la vida de oración que ha elegido con su renuncia al pontificado y vivirá atendido por las cuatro laicas y con el diácono que desde hace unas semanas le ayuda en labores de secretaría, dijeron fuentes vaticanas.
No se descarta que Benedicto XVI y Francisco se encuentren en sus paseos por los jardines vaticanos e intercambien opiniones dada la buena relación existente entre ambos, como se demostró el pasado 23 de marzo, cuando el Papa viajó a Castel Gandolfo para saludar y almorzar con su antecesor.
Asimismo, a ambos les gusta rezar en la réplica de la gruta de Lourdes levantada en los jardines vaticanos, por lo que no sería extraño que mantuvieran “frecuentes y discretos contactos”, según fuentes vaticanas.
Benedicto XVI está bien de salud, no tiene ningún problema específico, sólo con los achaques típicos de la edad, según precisó el portavoz vaticano, Federico Lombardi, saliendo al paso de las informaciones que aseguraban que se encuentra enfermo.
Cuando recibió el pasado mes de marzo a Francisco en Castel Gandolfo, se le vio moverse con cierta dificultad apoyándose en un bastón, con la voz más débil y más delgado que antes.