Todavía hay 38 personas en paradero desconocido tras el accidente, uno de los más graves ocurridos en el país en los últimos años.
Buena parte de las víctimas (81 de los fallecidos y 23 de los desaparecidos) eran bomberos que acudieron a sofocar los incendios ocasionados por las explosiones, aunque también murieron siete policías y otros cuatro aún son buscados por equipos de rescate.
De los más de 700 heridos en el accidente, 582 continúan hospitalizados, 36 de ellos en estado grave, y 216 ya recibieron el alta médica.
Las explosiones se produjeron en un almacén de la terminal de contenedores del puerto en el que se almacenaban 3.000 toneladas de productos peligrosos, especialmente 700 toneladas de cianuro sódico altamente tóxico.
Las deflagraciones causaron graves daños a dos zonas residenciales de las cercanías y a un aparcamiento cercano en el que quedaron destruidos más de 3.000 automóviles nuevos.
La explosión paralizó parcialmente el puerto de Tianjin, uno de los más activos de China, y si bien con el paso de los días las empresas en la zona han ido restableciendo operaciones todavía hay 140 que aún no lo han hecho.
Pese los esfuerzos de las autoridades por asegurar que la contaminación de la zona se encuentra dentro de los niveles habituales, continúa el temor a una catástrofe medioambiental.