Todos los fallecidos han sido identificados, entre ellos 76 bomberos, siete policías y otros 46 civiles, mientras hay 28 bomberos, cuatro policías y doce civiles entre los desaparecidos, según dijeron hoy los equipos de rescate.
Un total de 610 personas continúan hospitalizadas, de las cuales 39 se encuentran en estado grave o muy grave, mientras que otras 187 han recibido el alta. El pasado 12 de agosto se declaró un incendio en una terminal de contenedores del puerto de Tianjin, el principal del norte de China, al que siguieron dos explosiones de tal magnitud que fueron detectadas por los sismógrafos como si de terremotos se tratara.
El almacén donde se produjeron los hechos contenía unas 3.000 toneladas de productos químicos peligrosos, incluyendo unas 700 toneladas de cianuro de sodio, un compuesto altamente tóxico que puede ser mortal y que explota en contacto con el agua. Los equipos de rescate y el Ejército chino tratan de limpiar la zona de las explosiones y de retirar de allí las sustancias peligrosas, aunque su labor se prolonga más de lo esperado y se ve entorpecida por los constantes incendios que aún se declaran en la zona.
Las propias explosiones esparcieron restos de cianuro de sodio que llegaron hasta los edificios residenciales cercanos al puerto, pero además se ha filtrado al mar y al suelo. Pese a los esfuerzos de las autoridades por asegurar que la contaminación de la zona se encuentra dentro de los niveles habituales, continúa el temor a una catástrofe medioambiental.