Paraguay, Argentina, Irán, Malasia, Indonesia y la Santa Sede han sumado sus observaciones al respecto del tema género, cuyo origen radica en las conferencias preparatorias en Bonn, Alemania.
La aclaración paraguaya: qué se entiende por género
La nota de la Administración paraguaya deja expuestas sus intenciones: Paraguay “entiende el término ‘género’” como “sexos femenino y masculino”.
“A los efectos del presente documento y de todas las referencias al género en otros documentos de la CMNUCC (Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático) y sus instrumentos, la República Argentina entiende el término género tal y como se define en el artículo 7.3 del Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional”, reza la nota al pie a pedido del Gobierno de Javier Milei.
Este artículo del Estatuto de Roma, en vigor desde 2002, define “género” como masculino y femenino, sin “más acepción que la que antecede”.
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“Para que el borrador se aprobara en Bonn, se dejó la nota al pie. Pero luego hubo un taller en Addis Abeba donde se limpió el texto y llegamos a esta COP con un texto limpio”, contó a EFE la directora ejecutiva de la Organización de Mujeres para el Medio Ambiente y el Desarrollo (WEDO, por sus siglas en inglés), Bridget Burns.
Género: Paraguay actuó “en nombre de Argentina”
“Y luego, en algunas de las primeras negociaciones (de la COP30), Paraguay, en nombre de Argentina, volvió a introducir la anotación, lo que provocó que varios países introdujeran otras notas al pie de página, cada una de las cuales definía lo que significaba para ellos” el género, relató la líder de la organización, que integra uno de los nueve grupos de la CMNUCC.
Para algunos puede ser simplemente una aclaración, mientras que para Argentina es una “línea roja” y un requisito para adherir.
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La presidencia brasileña busca dar seguimiento al Programa de trabajo de Lima sobre Género, instaurado en la COP20 en 2014, con el fin de promover el conocimiento y la comprensión de las cuestiones de género en materia climática, y su posterior integración a las políticas públicas y acciones institucionales.
Pequeñez dialéctica o precedente peligroso
Puede parecer una pequeñez dialéctica, pero esa aclaración libra a interpretación de los Estados la cuestión del género asociada a la justicia climática.
Fuentes de organizaciones feministas creen que sienta un precedente peligroso, que podría permitir colocar notas para excluir a personas por otras variables, como la condición económica.
A pesar de que las notas al pie son un recurso común, no son tan habituales para aclarar que una parte negociadora discierne de un concepto.
“Incluso si tienen sus propias definiciones al respecto, no lo están escribiendo en el texto, porque es insostenible”, dijo Burns, quien lo comparó con los diferentes criterios en torno a otros temas que se están negociando, como el financiamiento.
El Plan de Acción de Género busca orientar el trabajo durante la próxima década en materia de integración de la perspectiva de género en todos los programas climáticos.
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Burns cree que, si bien a nivel ministerial “se resolverán algunas cuestiones espinosas” y se obtendrá “un resultado sólido”, el plan inevitablemente “se diluirá y reducirá”.
“Creo que obtendremos un resultado, pero será menos de lo que merecemos y menos de lo que necesitamos, pero así es todo este proceso”, aseguró.
