En un discurso el lunes en Camberra, Wong señaló a China por intentar “dominar” y “reconfigurar” la región en su propio beneficio. La canciller acusó además a Rusia, Irán y Corea del Norte de tratar de desestabilizar a países como Australia.
Wong defendió que el Gobierno australiano ha construido “la arquitectura de seguridad más completa” en la historia del país, pero reconoció, no obstante, un cambio profundo en el equilibrio de poder entre los vecinos de Australia que mantiene la región en un “estado permanente de disrupción”.
“Queremos una relación que nos permita cooperar con China mientras defendemos nuestros intereses nacionales”, afirmó y añadió que Pekín seguirá siendo una influencia central en la región.
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Las declaraciones de Wong se produjeron en el Instituto Australiano de Relaciones Internacionales, donde la ministra subrayó que fortalecer alianzas cercanas y lejanas es clave para proteger el interés nacional.
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“Con tanta competencia, puede que las cosas no siempre salgan como Australia quiere, pero seguiremos defendiendo nuestros intereses cada día”, concluyó.
Las relaciones entre China y Australia han sido tensas en los últimos años, marcadas por disputas comerciales, acusaciones de espionaje y desacuerdos diplomáticos.
Tras décadas de cooperación económica, Camberra ha adoptado una postura más firme frente a Pekín, especialmente en materia de seguridad, inversión extranjera y tecnología.
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No obstante, bajo el liderazgo del primer ministro, Anthony Albanese, Australia ha buscado suavizar tensiones y acercar posturas con China en comparación con la administración anterior.
Esa estrategia quedó patente durante la visita oficial de Albanese a China el pasado julio y en el último encuentro en octubre entre Albanese y el primer ministro chino, Li Qiang, en los márgenes de la cumbre de líderes de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN), donde abogaron por una relación “más madura y estable”.
