La serie había pasado cinco años en producción y está basada en la franquicia de videojuegos homónima que Ubisoft lanzó por primera vez en 2007.
“Assassin’s Creed es un thriller trepidante centrado en la guerra secreta entre dos facciones oscuras: una empeñada en determinar el futuro de la humanidad mediante el control y la manipulación, mientras que la otra lucha por preservar el libre albedrío”, reza la sinopsis.
Antes de la serie, el videojuego fue adaptado a la gran pantalla en 2016 a través de 20th Century Fox, con Michael Fassbender, Marion Cotillard y Jeremy Irons como protagonistas, recaudando 240 millones de dólares en la taquilla mundial, según la web de datos Box Office Mojo.
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“Más allá del alcance, el espectáculo, el parkour y la adrenalina, lo que sostiene esta historia es una premisa profundamente humana: personas en busca de propósito, enfrentando preguntas sobre identidad, destino y fe. Es una historia sobre el poder, la violencia, el sexo, la codicia y la venganza”, dijeron Wiener y Patino en un comunicado conjunto.
Además de Assassin’s Creed, Netflix ha trabajado en otras adaptaciones de videojuegos como Castlevania, Cyberpunk: Edgerunners (basada en Cyberpunk: 2077) o Arcane (basada en League of Legends) y aun se espera el estreno para este año de una serie animada basada en Splinter Cell.