“La cuestión de la normalización (...) no está contemplada en la política exterior libanesa actual”, señaló el jefe de Estado en un comunicado.
Se trata de la primera reacción oficial libanesa a las declaraciones del ministro de Relaciones Exteriores israelí, Gideon Saar, quien se dijo “interesado” la semana pasada en normalizar las relaciones con Siria y Líbano. Ambos países están técnicamente en estado de guerra con Israel desde 1948.
Aoun “distinguió entre paz y normalización, según el texto compartido por la presidencia. “La paz es la ausencia de un estado de guerra, y esto es lo que nos importa en Líbano en este momento”, sentenció.
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En ese sentido, el mandatario libanés pidió a Israel que se retirara de los cinco puntos cercanos a la frontera que aún ocupa, pese a lo establecido por el alto el fuego firmado en noviembre para poner fin a su guerra contra el movimiento libanés Hezbolá, respaldado por Irán.
Según el acuerdo, las fuerzas israelíes deben abandonar por completo el sur de Líbano, mientras que Hezbolá debe retirar a sus combatientes al norte del río Litani, a unos 30 kilómetros de la frontera con Israel, dejando al ejército libanés y a las fuerzas de paz de la ONU como únicas partes armadas en la zona.
Para Aoun, la presencia de las tropas israelíes en su país “obstaculiza el despliegue completo del ejército hasta las fronteras reconocidas internacionalmente”.
Al igual que Beirut, el gobierno sirio ha considerado que las conversaciones sobre la normalización son “prematuras”.