La ceremonia fúnebre comenzó en la plaza Enghelab (Revolución) con el versículo del Corán: “Sin duda, Dios defiende a los que han creído. Sepan que Dios no ama al traidor ni al desagradecido”, informó la agencia iraní IRNA.
Tras la ceremonia en Enghelab la procesión se dirigió a la plaza Azadi (Libertad) situada a unos cinco kilómetros, distancia que se recorrió en más de cuatro horas en medio de una mar de personas que ondeaban banderas iraníes y entre gritos de “muerte a América” y “muerte a Israel”.

Medios estatales iraníes situaron en “un millón”lel número de personas que asistió a los funerales, un extremo que no ha sido confirmado por fuentes independientes.
“Ni rendición ni compromiso con Estados Unidos”, resonó también mientras los ataúdes cubiertos con banderas circulaban por la capital adornada con fotos de los fallecidos además de pétalos de rosas y personas que se acercaban a tocarlos.
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