“No solemos hacernos daño unos a otros en Hungría. No es parte de nuestra política”, afirmó Viktor Orbán en idioma húngaro a su llegada a la cumbre de la Unión Europea (UE) en Bruselas al ser preguntado por la prensa si las autoridades recurrirán a la fuerza y a la dispersión para hacer cumplir la prohibición del Orgullo de Budapest.
El primer ministro agregó que “Hungría es un país civilizado, todo el mundo puede reunirse y expresar sus opiniones”, pero agregó que “hay una cosa que no se puede hacer: anteponer cualquier derecho al derecho de protección de los menores”.
“Pedimos a todo el mundo que no hagamos cosas así”, enfatizó Orbán ante la prensa y subrayó que en Hungría hay “un sistema legal claro que debe aplicarse en estos casos”.
El Gobierno de Orbán, que desde su llegada al poder en 2010 ha restringido los derechos de la comunidad LGBT+, aprobó en marzo y abril pasados una serie de reformas legales y constitucionales para poder prohibir la Marcha del Orgullo, argumentado que representa un peligro al “desarrollo adecuado” de los menores.
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La participación en eventos como la marcha de este sábado podría ser multada por la policía, que también tiene previsto utilizar sistemas de reconocimiento facial.
Como solución, el alcalde progresista de Budapest, Gergely Karácsony, ha anunciado que la capital húngara celebrará, dentro de la ‘Fiesta de la Libertad’ y como un evento municipal el ‘desfile del Orgullo de Budapest’, que se celebrará este sábado.
La presidenta de la Comisión Europea (CE), Ursula von der Leyen, hizo anoche un llamamiento a las autoridades húngaras a que permitan que se celebre la Marcha del Orgullo, “sin temor a ninguna sanción penal o administrativa”.
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Orbán reaccionó instando a la CE a no “interferir en asuntos penales de los Estados miembros”.
Se espera que en la marcha de Orgullo del sábado participen decenas de políticos de todo el mundo, casi 70 eurodiputados, así como el ministro español de Cultura, Ernest Urtasun y el alcalde de Barcelona, Jaume Collboni, entre otros.