La palabra “ayatolá” proviene del persa ayatollah, que significa literalmente “señal de Dios”. Es uno de los títulos religiosos más altos dentro del islam chiita, la corriente mayoritaria en Irán. Este rango es otorgado a clérigos que alcanzan un profundo conocimiento en jurisprudencia islámica, teología y filosofía religiosa.
No cualquier religioso puede ser llamado ayatolá: el título se reserva para quienes son reconocidos por sus pares y seguidores como intérpretes de la ley islámica (sharía) y guías espirituales con autoridad para emitir decretos legales o religiosos conocidos como fatwas.
En la cúspide de esta jerarquía se encuentra el Líder Supremo de Irán, título que actualmente ostenta el ayatolá Alí Jamenei. Este cargo es vitalicio y concentra un poder político, religioso y militar casi absoluto en el país.
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¿Cómo funciona el régimen de gobierno en Irán?
Irán es una República Islámica Teocrática, un modelo híbrido que combina elementos de democracia representativa con un liderazgo clerical supremo.
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El poder está dividido en dos grandes esferas:
La Estructura Teocrática, encabezada por el Líder Supremo, quien:
- Es la máxima autoridad política, militar y religiosa.
- Controla las Fuerzas Armadas, la Guardia Revolucionaria y los servicios de inteligencia.
- Tiene la última palabra sobre la política exterior y la seguridad nacional.
- Nombra a los jueces clave, a los jefes militares y a los directores de medios estatales.
- Supervisa el Consejo de Guardianes, organismo que puede vetar leyes del Parlamento o candidatos a elecciones si no se ajustan a los principios islámico.
La Estructura Republicana, que incluye:
- Un presidente (electo por voto popular cada cuatro años), encargado de la administración diaria del país, la economía y algunos aspectos de la política interior.
- Un Parlamento o Majlis, cuyos miembros también son elegidos por sufragio.
- Un Poder Judicial, también influido por designaciones del Líder Supremo.
En la práctica, todas estas instituciones funcionan bajo la supervisión de los organismos clericales, lo que convierte al ayatolá y a la jerarquía religiosa en el verdadero centro de poder.

¿Por qué es importante este sistema?
El modelo iraní es único en el mundo. A diferencia de otras repúblicas o monarquías islámicas, en Irán la ley religiosa está por encima de la ley civil y de las decisiones políticas comunes. Esto afecta libertades individuales, derechos de las mujeres, política exterior, control de medios y relación con Occidente.
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Además, la figura del ayatolá como Líder Supremo garantiza la continuidad del régimen incluso cuando hay cambios de presidente o de Parlamento, lo que vuelve muy difícil cualquier intento de apertura o reforma profunda sin su consentimiento.