“Por fin hay algún tipo de justicia después de tantas noches de explosiones y de noticias sobre nuestras víctimas”, dijo a EFE Olena Semeniak, una redactora publicitaria residente en Kiev que sobrevivió hace un año al impacto de un misil contra su bloque de viviendas.
Igual que muchos otros ucranianos, celebró con pasteles y café la noticia de que docenas de aviones de combate rusos habían sido destruidos o dañados y realizó un donativo al Ejército ucraniano para la adquisición de material.
“Estoy contenta porque esto levanta la moral de los ucranianos, agotada por los ataques rusos diarios”, dijo su tocaya Olena Mikula, una diseñadora digital de Leópolis.
“Una vez más hemos demostrado a Rusia y al mundo que aún teniendo menos recursos, podemos resistir de forma efectiva contra semejante gigante y que no tenemos miedo”, dijo a EFE.
Lea más: Rusia toma más de una docena de localidades ucranianas en una semana, según mando ruso
Implicaciones estratégicas
Los analistas y políticos ucranianos describen la operación, en la que según el Servicio de Seguridad de Ucrania fueron destruidos o dañados más de 40 bombarderos estratégicos rusos y otras aeronaves, como una “profunda humillación para Rusia”, con significativas consecuencias militares y políticas.

“El ataque desafía la dañina narrativa de los últimos tres años y medio de que esta guerra no se puede ganar”, escribió la analista Aliona Getmanchuk en un texto para el Centro Nueva Europa, y aseguró que el principio de “paz a través de fortaleza” se puede aplicar a Rusia si se actúa de forma determinada.
Lea más: Rusia moviliza al mes hasta 45.000 nuevos soldados, según Zelenski