“Es la primera vez que una película ganó el Óscar. Es impresionante que Fernanda (Torres) haya sido nominada al Óscar, pero para mí, de verdad, lo más importante, es la conexión del público, de la gente de Brasil con el cine hecho en Brasil. Y creo que podemos beneficiarnos de eso”, explicó Moura en una entrevista con EFE.
Esa mayor receptividad del público puede ser positiva para una película como El agente secreto, que se desarrolla durante la dictadura militar brasileña (1964-1985) pero en un año concreto, 1977, en el que comenzó a aumentar la presión social y el descontrol de las autoridades.
“El personaje que yo hago en esa película no es un héroe, no es alguien que está peleando contra la dictadura, es simplemente alguien que tiene sus valores, sus convicciones, su moral y no quiere cambiarlo y tiene el derecho de no cambiarlo”, explica Moura.
Lea más: Diez minutos de ovación en Cannes para “El agente secreto”, de Kleber Mendonça Filho
En El agente secreto interpreta a Marcelo, un hombre que llega a Recife -capital de Pernambuco, en el noreste de Brasil- huyendo de un pasado complicado que poco a poco se desvelará en el filme, en busca de su hijo, al que cuidan sus abuelos. Pero la corrupción policial y gubernamental que empieza a descontrolarse se interpone en su camino.
Moura brilla en su interpretación en un filme poblado de extraños personajes, momentos tragicómicos y hasta una surrealista pierna que revive, una idea que procede de una vieja leyenda brasileña, la de la “pierna peluda”, que en los años setenta muchos aseguraron haber visto vagando por las calles de Recife, golpeando a todas las personas con las que se encontraba.

Una historia sobre la dictadura, como también lo era Aún estoy aquí, de Walter Salles o Marighella (2019), dirigida por Moura y que fue censurada por el Gobierno del entones presidente Jair Bolsonaro.
Lea más: Guillermo del Toro: “la emoción es el nuevo punk, algo a lo que la gente no se arriesga”
Tres diferentes acercamientos a una época complicada de la historia brasileña que de alguna forma han creado un “sentido de resistencia” en el mundo polarizado en el que vivimos, apuntó el actor de Tropa de élite (2007).
“Todos los gobiernos fascistas lo primero que atacan son las universidades, los periodistas, la prensa, los artistas. Y eso pasó cuando Bolsonaro fue presidente”, resaltó Moura.
Por eso -agrega- “el hecho de que la película de Walter sobre la dictadura militar haya llevado tanta gente al cine, incluso gente muy joven que ni siquiera sabía que había habido una dictadura en Brasil y que se haya convertido en algo gigante, fue algo maravilloso”.
Ahora, en ese contexto positivo para el cine brasileño llega El agente secreto, una película que surgió porque Moura y Mendonça Filho querían trabajar juntos y el actor acabó no solo protagonizando la historia, también como productor.

“Tengo 48 años, no puedo perder tiempo”, afirmó Moura, que por eso no duda en trabajar para que salgan los proyectos en los que cree y tampoco en rechazar propuestas americanas que le hubieran encasillado en papeles como el de Pablo Escobar que hizo para la serie Narcos.
Y se ríe al confesar que tiene algo de “antiimperialista” que le hace adorar el momento en el que rechaza ofertas de mucho dinero para desesperación de su agente estadounidense. “Me da igual, no quiero hacerlo”, afirma rotundo.
“Quiero hacer cosas relevantes en Brasil” y que su carrera avance conforme a sus valores. “Eso me enorgullece”, asegura.
También defiende la necesidad de pelear por “una representatividad más honesta de los latinos en Hollywood”.
“Yo quiero hacer los personajes por los que optan todos los americanos blancos, ¿por qué no?”, y por eso le encanta que Diego Luna sea el protagonista de la serie Andor, de un universo tan hollywoodense como el de Star Wars.