¿Cómo funciona el cónclave que elegirá al nuevo Papa?

El proceso para elegir al próximo pontífice ya está en marcha. Juan Ramón Cano, exrepresentante diplomático paraguayo ante el Vaticano, explicó cómo se conforma el cónclave, qué caracteriza a esta elección y cuáles son los temas clave que marcarán la decisión.

Cardenales entrando en la Capilla Sixtina antes del inicio del cónclave en el Vaticano, el 12 de marzo de 2013.
Cardenales entrando en la Capilla Sixtina antes del inicio del cónclave en el Vaticano, el 12 de marzo de 2013.130941+0000 -

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Tras la muerte del Papa Francisco, el mundo católico entra en un periodo de reflexión y decisión. Se convoca un nuevo cónclave, el tradicional proceso mediante el cual los cardenales eligen al próximo Sumo Pontífice. Según explicó el exdiplomático Juan Ramón Cano, el evento no solo es solemne, sino también profundamente humano, ya que reúne a líderes eclesiales de distintas culturas, contextos y visiones del mundo.

“La Iglesia es divina por su fundador, pero el cuerpo místico está compuesto por seres humanos”, reflexionó Cano. Recordó además que esta diversidad no es una debilidad, sino una riqueza que da profundidad al debate.

¿Cómo se forma el cónclave?

El cónclave está integrado por cardenales menores de 80 años que tienen derecho a voto. En esta ocasión, la mayoría de los electores fueron nombrados por el propio Papa Francisco, lo que da una identidad particular a este proceso. Según Cano, alrededor de unos 20 cardenales fueron designados por Benedicto XVI y apenas quedan algunos de la época de San Juan Pablo II.

Desde Argentina, país natal de Francisco, al menos cuatro cardenales participarán en la elección. “La Iglesia eurocentrista ya no existe”, aclaró Cano, aunque enfatizó que esto no descarta que el próximo Papa pueda ser europeo.

Los desafíos del nuevo pontífice

Más allá de nacionalidades, los cardenales deberán analizar en conjunto los grandes desafíos actuales. Según Cano, el perfil del nuevo Papa se definirá teniendo en cuenta temas como la situación de los jóvenes, el diálogo interreligioso, la realidad social, los conflictos políticos globales y las tensiones internas dentro de la propia Iglesia.

“El cónclave no es un proceso fácil. Es complejo y exige lo mejor de cada uno de los participantes”, señaló. Además, mencionó que los cardenales vivirán días previos de reuniones en las que compartirán diagnósticos y propuestas, antes de ingresar oficialmente al cónclave.

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