En un comunicado, los hutíes condenaron el “nuevo crimen de guerra” cometido por Estados Unidos al bombardear las instalaciones petrolíferas en el puerto, al noroeste de la gobernación de Al Hudeida.
“Esta agresión completamente injustificada representa una flagrante violación de la soberanía y la independencia del Yemen y un ataque directo a todo el pueblo yemení”, afirmaron los rebeldes.
“El ataque tiene como objetivo una instalación civil vital que ha servido al pueblo yemení durante décadas, con el fin de impedirle recibir suministros esenciales y castigarlo por su postura justa y equitativa en apoyo del oprimido pueblo palestino”, agregaron los insurgentes.
Los hutíes reiteraron que el ataque contra esta infraestructura es “un crimen de guerra en toda regla, dado que el puerto es una instalación civil, no militar, que sirve a todos los yemeníes y no es el dominio exclusivo de un grupo específico”.
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Por su parte, el ministro de Información del Gobierno del Yemen internacionalmente reconocido, Muamar al Eryani, responsabilizó a los hutíes del ataque por “haber transformado esta instalación vital de una salida económica al servicio de los yemeníes a un centro de contrabando de armas y combustible iraníes y una fuente de financiación de sus actividades terroristas” durante diez años.
“La milicia hutí explotó el puerto para acumular riqueza y cosechar cientos de miles de millones a través del comercio ilegal de derivados del petróleo, imponiendo impuestos y aduanas ilegales sobre los derivados del petróleo y comercializándolos en el mercado negro”, agregó el ministro antes de afirmar que “los ciudadanos yemeníes en las zonas controladas por los hutíes no se beneficiaron de estos ingresos de ninguna manera”.
El Comando Central de Estados Unidos (Centcom) aseguró, en un comunicado, que destruyó el puerto de combustible de Ras Issa, controlado por los insurgentes, a quienes acusan de beneficiarse económica y militarmente de estas instalaciones para vender combustible y financiar sus operaciones.
“Las ganancias de estas ventas ilegales financian y sostienen directamente las actividades terroristas de los hutíes”, sostuvo el Centcom, que afirmó que “las fuerzas estadounidenses tomaron medidas para eliminar esta fuente de combustible” para los insurgentes “y privarlos de ingresos ilegales que han financiado sus esfuerzos para aterrorizar a toda la región durante más de diez años”.
Los bombardeos contra los hutíes
Estados Unidos, por orden del presidente Donald Trump, inició el pasado 15 de marzo una campaña intensiva de bombardeos contra posiciones de los hutíes en el Yemen, con el objetivo de minar las capacidades militares de los rebeldes y prevenir más ataques contra la navegación comercial en el mar Rojo.
Sin embargo, los insurgentes han respondido con ataques contra buques de guerra de EE.UU. e Israel, mientras que han denunciado que alrededor de un centenar de personas han muerto por los nuevos bombardeos estadounidenses.