Santa Teresa de Jesús tenía el pelo castaño, ojos oscuros, rostro sereno y pequeña estatura, según las primeras revelaciones conocidas este lunes del estudio que el antropólogo italiano Luigi Capasso lleva a cabo a partir de sus restos mortales momificados.
“La vasta y perfecta conservación de gran parte de la fisonomía facial, a más de cuatro siglos después de su muerte, sigue apareciendo perfectamente visible a nuestros ojos, con una musculatura mímica facial relajada”, indica el estudio, difundido por los carmelitas descalzos de Alba de Tormes (Salamanca, noroeste de España), en cuya Basílica se conserva el cuerpo en una urna de plata y el brazo izquierdo y el corazón en dos relicarios separados.
Lea más: "Así son los adorables Bóxer: perros eternamente cachorros "
En general, los restos examinados son los de una mujer con una estructura esquelética pequeña, con masas musculares frágiles y con una altura de alrededor de 156,8 centímetros.
El estado de mineralización del esqueleto es acorde con los 67 años con los que murió, y su columna vertebral muestra una cifosis cervical y dorsal severa –es decir, la curvatura anterior del cuello y el tronco–, una conformación que le dio a la santa una apariencia inclinada hacia adelante.
Estudio de restos mortales en Alba, Ronda y Roma
Los restos mortales de Santa Teresa de Jesús (1515-1582) se conservan en lugares diferentes y el profesor ha examinado para este estudio el cuerpo, el brazo izquierdo y el corazón, que están en Alba de Tormes, la mano izquierda que se conserva en Málaga (sur) y el pie derecho, que está en la iglesia de Santa Maria della Scala, en Roma.
Lea más: ¿El paganismo resurgió en Reino Unido?: druidas, brujas y chamanes a la vista
Todas las reliquias estudiadas están momificadas, por lo que su estado de conservación es extraordinario, con la piel intacta, con tejidos subcutáneos y masas musculares bien conservadas, con huesos en conexión anatómica y sin signos de degradación, detalla el informe.
En paralelo, los análisis de ADN siguen en curso en los laboratorios de Genética Médica de la Universidad de Chieti y Pescara (Italia) para documentar los rasgos genéticos de las enfermedades hereditarias, con especial atención a las enfermedades cardíacas, de cuya presencia parece haber indicios históricos en la santa.