“Fueron víctimas de violencia física y asaltos, algunos fueron electrocutados”, dijo hoy el ministro para Asuntos de Seguridad de Indonesia, Budi Gunawan, después de la llegada desde Tailandia de grupos de indonesios liberados de centros clandestinos de estafas telefónicas en la región birmana de Myawaddy, fronteriza con Tailandia.
El ministro indonesio indicó que los mafiosos encargados de vigilar ese trabajo forzoso llegaron a amenazar con “extipar órganos” a los trabajadores si no cumplían con los objetivos establecidos.
Un total de 400 indonesios, 313 hombres y 87 mujeres, han sido liberados de los centros clandestinos en Birmania en el marco de un operativo iniciado a finales de febrero entre Tailandia, Birmania y China, de donde cree que provienen las mafias que los gestionan y hacia donde se dirigen parte de los engaños.
“Hay fuertes indicios de que están detrás mafias que actúan a gran escala”, agregó Gunawan, sin dar más detalles, y como han apuntado anteriormente organizaciones y expertos.
La repatriación de los indonesios comenzó en la víspera y está previsto que termine el miércoles, cuando aterrice en Yakarta el último vuelo con los liberados en esta tanda, apuntaron hoy las autoridades indonesias.
Los indonesios forman parte de los más de 3.500 extranjeros que han sido liberados de estos establecimientos en Birmania desde que el operativo comenzó, con aún más de 1.700 personas a la espera de regresar a sus países, dijo ayer la Policía tailandesa.
El director del cuerpo de seguridad, Thatchai Pitaneelabut, dijo este lunes que la mayoría fueron repatriadas a países de Asia y África, sin dar más detalles, desde el 20 de febrero.
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Todavía habría más de diez mil personas forzadas en los centros de estafa
No obstante, estimó que todavía hay más de 10.000 personas en la localidad birmana de Myawaddy forzadas a trabajar en estos centros, que han proliferado en los últimos años en el Sudeste Asiático y que emplean sofisticados engaños tecnológicos para embaucar a víctimas de muchos países mediante argucias amorosas o falsas promociones financieras, entre otras estratagemas.
En línea con lo dicho hoy por el Gobierno indonesio, testigos y extrabajadores describen que los empleados que no cumplen objetivos son esposados, torturados y en general forzados a permanecer en su interior.
Se trata de complejos cerrados, similares a prisiones, donde estas personas, engañadas con ofertas de trabajo, son obligadas a cometer estafas ‘online’ desde un ordenador, sufriendo una “violencia extrema”, afirmó en diciembre Fabrizio Sarrica, investigador de la ONU sobre trata.