Durante años echó mano de sus reservas líquidas para importar gasolina y diésel que compra a precio internacional y distribuye a valor subsidiado en el mercado interno. Los recursos estarían casi agotados.
El presidente de Bolivia, Luis Arce, aseguró que su país no está en quiebra y que “tiene una economía que sigue generando inversión pública”, según explicó durante un mensaje televisado, rodeado por sus ministros.
Las medidas están orientadas a combatir la falta de carburantes en el país, donde en los últimos días se han vuelto a ver largas filas de vehículos en las gasolineras.
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Entre las acciones anunciadas por Arce están la reducción del uso de los vehículos estatales, la instalación de clases virtuales, cambios de horarios para funcionarios públicos y la priorización de distribución de combustibles entre el sector agropecuario, que teme perder sus cosechas.

Paquetes de medidas
También anunció mayores controles militares en fronteras y puntos de distribución para evitar el contrabando y el mercado negro, así como un incremento de los volúmenes de suministro en las estaciones de servicio.
“El problema que hoy enfrenta nuestro país es muy simple, es la falta de liquidez de dólares transitoria”, agregó Arce.
Durante su mensaje, Arce instó una vez más al Parlamento boliviano a aprobar créditos que ha solicitado por 1.600 millones de dólares.
“No estamos pidiendo limosna. No estamos pidiendo más que los créditos que el Estado puede pagar”, advirtió.
El mandatario, de 61 años, descartó implementar propuestas de algunos sectores como la devaluación de la moneda o eliminar la subvención de carburantes.
Ante las voces de gremios y políticos que pidieron su renuncia en los últimos días, el líder del oficialismo señaló que no lo hará. “No vamos a renunciar”, expresó.