Así, el número total de muertos en Gaza desde el inicio de la ofensiva de Israel contra Hamás asciende ya a 47.487 y el de heridos a 111.588, según los datos del ministerio gazatí.
Con la llegada de la tregua al enclave, en vigor desde el pasado 19 de enero, los equipos de la Defensa Civil han incrementando sus esfuerzos para recuperar a los miles de desaparecidos que yacen entre los escombros y las ruinas de la Franja.
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Esta tregua, sin embargo, no es sinónimo de seguridad para los gazatíes, puesto que las fuerzas israelíes se reservan su derecho de abrir fuego si consideran que han detectado “sospechosos”. En estas dos últimas semanas, el Ejército ha matado a más de una decena de personas en la Franja.
En el último día, Saher al Qaran, pescador palestino de 19 años, murió en un ataque israelí contra un barco pesquero en el campamento de refugiados de Nuseirat (centro de Gaza), recoge la agencia oficial de noticias palestina, Wafa.
Además, la situación también sigue siendo complicada para los gazatíes heridos, especialmente aquellos que sufren lesiones de gravedad y que no pueden ser atendidos por el sistema sanitario del enclave, que funciona parcialmente y con pocos recursos por los ataques israelíes.
Este sábado, el paso fronterizo de Rafah, en el extremo sur de la Franja, permitió por primera vez la salida de un grupo de niños enfermos para ser tratados en Egipto como parte del acuerdo de alto el fuego.
Desde el inicio de la guerra, en octubre de 2023, apenas 5.400 pacientes han sido evacuados, la mayoría antes de que se cerrara el cruce de Rafah, en mayo de 2024, y tan solo unos 400 después, según cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS) previas al alto el fuego.