En un comunicado, el Instituto Americano en Taiwán (AIT, por sus siglas en inglés) indicó que Ingrid Larson, directora general de la oficina del AIT en Washington, estará en Taiwán hasta el próximo 1 de noviembre, como parte del “fuerte compromiso de Estados Unidos con Taiwán y para avanzar en la creciente asociación entre Estados Unidos y Taiwán”.
“Durante su visita a Taiwán, (Larson) hablará sobre la continua colaboración entre Estados Unidos y Taiwán en temas de interés mutuo como la seguridad regional, el comercio y la inversión mutuamente beneficiosos y los vínculos educativos, culturales y entre pueblos”, señaló el comunicado del organismo.
Esta visita se produce después de que Trump reiterase el viernes pasado sus ataques contra Taiwán, asegurando que la isla “robó” la industria de semiconductores de Estados Unidos y debería pagar a Washington por su defensa, críticas que ya había proferido el pasado julio en una entrevista con Bloomberg Businessweek.
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“Taiwán nos robó el negocio de los chips. Quieren que los protejamos y quieren protección, pero no nos pagan dinero por la protección. La mafia te hace pagar dinero”, manifestó Trump durante una conversación con un conocido presentador estadounidense, en la que también propuso imponer aranceles a las empresas que, como la taiwanesa TSMC, están construyendo fábricas de semiconductores en Estados Unidos.
Tras estos comentarios, las acciones de TSMC, el mayor fabricante de chips del mundo, perdieron un 4,3 % de su valor en la Bolsa de Nueva York el lunes y otro 1,9 % en la Bolsa de Taipéi a media sesión de este martes.
En este contexto, el primer ministro taiwanés, Cho Jung-tai, trató de minimizar el impacto de las declaraciones de Trump al asegurar que las relaciones entre Taipéi y Washington “han sido muy positivas” en los últimos años.
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“Los principales partidos de EE.UU. tienen un alto nivel de consenso respecto a la percepción y el futuro de las relaciones entre EE.UU. y Taiwán”, aseveró el funcionario isleño, agregando que las relaciones bilaterales “se continuarán profundizando y fortaleciendo” tras las elecciones presidenciales del próximo 5 de noviembre.
Taiwán, una isla gobernada de forma autónoma desde 1949 y considerada por China como una provincia rebelde, cuenta con una economía fuertemente dependiente de la exportación de productos tecnológicos, especialmente de semiconductores.
EE.UU. es uno de los principales compradores de esos chips y también actúa como el mayor suministrador de armas a Taiwán, a la que podría defender en caso de conflicto con China.